PERIODISTAS Y COMENTARISTAS DEL PESEBRE.
Realmente es meritoria la tarea del periodista que tiene que
expresar su opinión siempre favorable a
las tesis de quien le da el pienso: el Gobierno o las instituciones. Ello
requiere un gran esfuerzo mental, sobre todo cuando tiene que defender lo indefendible. Porque es
relativamente fácil opinar en una
tertulia defendiendo las instrucciones de la “superioridad”, cuando el resto de
los contertulios también comen de la misma ganbela. Pero cuesta
hacerlo en una cadena de televisión de los rebeldes en la que los
contertulios son “rojeras” o simplemente, no comulgan con las instrucciones que provienen del
Gobierno, En estos casos lo excitante para el espectador es ver cómo hace
equilibrios un popular y provocador
director de un diario que se sostiene gracias a los apoyos del aparato propagandístico del gobierno. Su táctica es interrumpir continuamente al
que está en el uso de la palabra. Alternativamente pone el “ventilador” en
marcha con el “…Tú más”, con “la herencia recibida…” , o es capaz de resaltar
detalles o indicios mínimos que sirvan para inducir al optimismo sin base y que, inmediatamente se disipa por la
contundencia de los datos reales. Nuestro “Guerrero del antifaz” tiene que
asimilar y responder con convicción para tratar de demostrar a los espectadores
que los ejecutivos que nos gobiernan son implacables en sus objetivos y que están
perfectamente capacitados y pertrechados para lograrlos. Porque, además, los
que así se alimentan, lo pueden hacer mientras resulten convincentes y el gobierno les considere útiles y merezca la pena seguir dándoles la
“sopa boba”, pues de lo contrario, se les arrincona sin misericordia. Cuántos de
los contertulios que ahora son críticos, fueron antes beneficiarios del
presupuesto, aunque se les “amortizó” por
falta de la suficiente “eficacia”. Son las paradojas de la clase periodística a
la que se le atribuye siempre un precio,
unas veces elevado y otras, simplemente,
a cambio de un pequeño favor. Estos comentaristas tan apasionados de la
verdad tienen asegurada su colaboración
en varias tertulias que les generan pingües ingresos. Además, cuentan con los
servicios e infraestructuras que pone a
su disposición el Estado a efectos de exclusivas o información reservada. Aunque
tienen la servidumbre de que duermen inquietos porque les acosa su mala
conciencia cuando tienen que expresar una opinión que es contraria a sus
convicciones y eso les produce esquizofrenia. No obstante, estos atormentados
cuentan con un elixir maravilloso que después de cada tertulia se toma y deja
la conciencia como la que tiene un bebé después de tomar la teta.
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