PRESENTAR LA MOCIÓN DE CENSURA ES UN TRIUNFO.
A pesar de las críticas de
los partidos beneficiarios de la
Transición, Podemos ha dado un ejemplo de responsabilidad presentando la moción
para derribar a Rajoy aunque las cifras no fueran propicias. Quién duda de la
oportunidad de una censura viendo el espectáculo bochornoso del Presidente del
Gobierno declarando ante los tribunales acusado de corrupción?
Era evidente que no prosperaría, pero asumir
el riesgo ha supuesto para la población un soplo de aire fresco en el clima
viciado que se respira en Las Cortes.
Los ataques de los demás partidos, salvo excepciones de algunos
minoritarios, acreditaron que algún temor tenían y los hechos a posteriori así
lo acreditan. Montero presentó un catálogo de casos judiciales en los que están
involucrados el PP, el Presidente del gobierno, varios ministros y un ramillete
de ilustres corruptos que han saqueado las arcas públicas. Pablo Iglesias tuvo
una actuación intencionadamente moderada, lo que los contrarios han calificado
de falto de vigor, aunque está claro que entre él y Montero han puesto cerco
tanto al PP como al PSOE y partidos que desean mantener el statu quo. No
se puede acusar a Podemos de oportunista, pues en todo momento ofreció a Pedro
Sanchez la oportunidad de que fuera su partido el que la presentara y cedería
el protagonismo. Pero Pedro aun está aterrizando y bastante tiene con contener
el gallinero que ha inaugurado desde su inesperado paseo triunfal sobre los
barones y estructuras carcomidas del PSOE. Aunque en declaraciones desde su ya
efectivo nombramiento de Secretario General está mostrando un perfil menos
agresivo contra Podemos al que teme por la popularidad y el magnetismo de sus
directivos. Pero es sintomático que Sanchez reconozca que sacar a Rajoy del
gobierno sólo es posible coaligándose con Podemos, aunque no llegue a tener una
mayoría suficiente, pero sí una masa crítica que incitaría a otros partidos
Además de que su giro semántico a favor de las nacionalidades, aunque resulta
descafeinado y poco creíble para los partidos nacionalistas, supone un cambio
en las cadenas con las que ha aherrojado desde siempre el nacionalismo
patriotero español que siempre ha defendido.