NOTICIAS DE LA ERTZAINTZA.
Una breve nota periodística informa que un ertzaina ha sido sancionado con 540 € de multa y 160
de indemnización por haber pegado una patada innecesaria a una persona que se
manifestaba. El matiz es importante: por lo visto hay patadas que dan los
agentes que sí se consideran necesarias. Que hubo otras agresiones a otros
manifestantes en las que se causaron otros heridos, pero que no pudieron ser
identificados los causantes, por ello no fue nadie más sancionado. Respecto a la muerte de
Iñigo Cabacas, parece ser que la complicación del caso está en que se ha
querido salvar a Ares del marrón y se argumenta que no se ha podido identificar
al valiente que, detrás de un
pasamontañas y sin elemento identificativo alguno, disparó a bocajarro y mató
al hincha del Athletic. La solución del caso sería sencillísima: el juez que
lleva la instrucción oficiaría al Departamento de Interior del Gobierno Vasco
por conducto reglamentario, con la exigencia de que en el plazo máximo
improrrogable de cinco días el responsable del dispositivo que produjo la
muerte, informe por escrito de la identidad completa e inequívoca del causante
de la fechoría. Que en caso contrario, se le incoará un expediente con las
responsabilidades penales a que hubiera lugar. Es cierto que la legislación penal
española es garantista hasta el extremo para evitar errores irreversibles, pero las mismas garantías
también deberían proteger a los deudos de Iñigo, porque de lo contrario las de los personados en la denuncia se verían
mermadas y ello sería contrario a la ley.. En cuanto a la sanción a un agente
que en su exceso de celo pega a una
manifestante una patada, parece una manera extraña de estimular el celo
profesional de los ertzainak , puesto que 540 € de multa y 160 de
indemnización, quizás, le merezca la pena pagar por tener la satisfacción de darle
una buena patada a una manifestante, que, además, habría que ver qué hacía allí y cuáles eran
sus reivindicaciones.