DISCULPAS DEL PAPA FRANCISCO POR LA PEDERASTIA.
Francisco ha tenido un encuentro con víctimas de clérigos
pederastas. Les ha pedido perdón públicamente en nombre de la Iglesia por no
haber sabido denunciar a los que
escandalizan a los niños. Su iniciativa requiere
valor. Por primera vez en la historia de la Iglesia, un máximo mandatario se
humilla públicamente y reconoce el daño causado. Es una iniciativa más de este
Papa que se propone cambiar el rumbo de una institución inmovilista en lo ideológico en sus dos mil años de historia.
Que ha cometido las mayores aberraciones
en nombre de Jesucristo. Que actuó como un emperador, con ejércitos de los que
se sirvió para extender sus límites territoriales, que pactó alianzas con reyes
absolutistas. Papas disolutos y crueles.
Crearon la Inquisición para conservar y
extender la fe, aunque fuera con tormentos y quemando a herejes en horribles Autos de Fe. Fue obsesiva su voluntad de controlar las
mentes de los fieles anunciando condenas apocalípticas a los pecadores. Se entenderá que con el
progreso de las ciencias y difusión de la cultura, los fieles fueran perdiendo
aquella fe fanática y sin fundamento y abandonaran la Iglesia al descubrir que
su acción no se correspondía con la doctrina evangélica como fundamento único
de las convicciones religiosas. No obstante los progresos del conocimiento, la
Iglesia se enrocó en sus principios, condenando todo atisbo de libertad,
desarrollando sistemas de caridad para atraer a su seno a los pobres y gente
sin expectativas. Es muy complicado desmontar un sistema arcaico basado en
dogmas, obligaciones sin sentido, como la prohibición del matrimonio a los
clérigos o no permitir el sacramento del orden a las mujeres. Que Francisco
haya mostrado su afecto y comprensión a los homosexuales, que haya condenado despilfarro
de gastos de cardenales o que él mismo se haya ido a vivir a un apartamento en Roma, todos
estos testimonios tienen gran valor, si se tiene en cuenta la presión que ejercen
congregaciones sectarias o una Curia
romana que se ha empeñado en dejar sin contenido progresista al Concilio Vaticano
II. Sin olvidar a las Conferencias Episcopales nombradas por papas anteriores,
que, como en España, han creado verdaderas tensiones con los gobiernos de turno
por no aceptar de hecho las consecuencias de la laicidad del Estado. Por eso, se pueden tener esperanzas,
pues Francisco está llevando una tarea gigantesca de cambio, que va a llevar a
la Iglesia a sus orígenes. Conviene leer la obra de Hans Küng: “Tiene
salvación la Iglesia?”.
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