JUSTICIA POR LOS CRIMENES DE SREBRENICA.
La justicia holandesa ha declarado culpables a los Cascos
Azules de este país destacados en misión
de paz en 1996, en Srebrenica, Bosnia, La
sentencia declara a 300 militares culpables de permitir la deportación y asesinato de 300 musulmanes bosnios de la ciudad que
fueron masacrados por las tropas servias del general Vladic. Se hacen una serie de consideraciones
sibilinas para restar gravedad a la irresponsabilidad de sus mandos, pero
finalmente les condena. No se detallan las penas, pero es irrelevante: la
realidad es que la actuación de los militares estuvo trufada de cobardía, de
oportunismo y de querer salvar el pellejo, pues señala que los servios les
amenazaron de muerte si se negaban a colaborar. Siempre tenemos sobre los
civiles el problema militar: unas veces por impericia, otras por simplismo y no
querer meterse en líos, pero una vez más se demuestra que las tropas de paz en
todas las misiones para las que han sido movilizadas adolecen de ineficaces y en
muchos casos, de abusar de la población que dicen defender. Las experiencias
negativas son incontables y son una muestra de la poca fiabilidad de tropas
extranjeras que quieren solucionar problemas de enfrentamientos entre
poblaciones por medio de elementos incompetentes para construir y no para
destruir, y hacerlo con armas que nunca podrán solucionar problemas, sino
agravarlos. Estas tropas expedicionarias suponen un coste económico
desproporcionado, máxime si se tiene en cuenta su ineficacia, que agravan con frecuencia la equidad al favorecer
unas veces a una facción en conflicto en
detrimento de la oponente por ser su
actuación inútil. Con el agravante de que los estados que las envían las
muestran ante la opinión pública
internacional como héroes que arriesgan sus vidas por la paz. Sí es de resaltar
que por primera vez que se sepa, son enjuiciados y condenados militares por su
actuación incorrecta ante tribunales civiles, aunque, como señala en la
sentencia, la semántica expresiva resulta una lección de equilibrismo para
hacer compatible la justicia con el excesivo respeto de los jueces a los militares
de todo el mundo. Esa es la dolorosa conclusión que se puede extraer de este
fallo: es le problema de la existencia de ejércitos que cuestan mucho dinero
que se detrae de otros destinos sociales perentorios. Además de que se ha
creado una casta de militares cuya existencia tiene cada vez más difícil
justificación por el rechazo de la ciudadanía que les considera un colectivo
inútil. Y que en muchos países su función se limita a controlar el orden interno,
siendo una falacia cuando las constituciones les asignan que su misión se
limite a la defensa contra los enemigos exteriores.
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