EL NIVEL DE LOS UNIVERSITARIOS ESPAÑOLES.
Según informe de la OCDE, los estudiantes universitarios españoles tienen el mismo nivel
que los de secundaria japoneses. Otros informes oficiales muestran que nuestros jóvenes no son capaces de
entender facturas o documentos de uso habitual. Sorpresa? Son falsos dichos
datos procedentes de organismos mundiales
que se ocupan de la educación? La realidad es que los programas y las materias
de las universidades españolas son incluso más complejos y extensos que los de
otras extranjeras. El problema es el método de enseñanza y en última estancia
la dudosa capacidad de los profesores.. En general, éstos han sido alumnos brillantes, aunque lo crítico no está en el
nivel de sus conocimientos, sino en
saber enseñar y transmitir los conocimientos a los alumnos y motivarles para
que su objetivo no sea sólo aprobar, es necesario que encuentren en el
conocimiento la satisfacción.. Muchos profesores no tienen estabilidad en sus puestos
y su objetivo es lograr uno fijo. Una vez conseguido, se limitan a impartir las
clases, a examinar y preocuparse de potenciar su prestigio personal en
detrimento del nivel de conocimientos que transmiten.. Las materias son
excesivamente teóricas, muy alejadas de la realidad de la vida profesional.
Claro que, cómo van a ser capaces de enseñar materias prácticas unos teóricos con
actitudes y complejos de superioridad respecto de los profesionales que tienen
que competir adecuadamente en un mundo eminentemente práctico. Una causa más
profunda es la filosofía de vida que transmiten los adultos a los jóvenes, unas
veces por exceso de permisividad y por su rechazo al esfuerzo necesario para
poder obtener los conocimientos. No se les ha enseñado a responsabilizarse por no atreverse a corregirles
y les acusen de conservadores. Son una
minoría los universitarios que afrontan sus obligaciones con rigor. Es un
tópico afirmar que los jóvenes actualmente están mejor preparados que los mayores. Una
gran cantidad de universitarios cometen faltas de ortografía y su sintaxis es
la de un adolescente de elemental, sin olvidar que no leen ni libros ni el
periódico y lo peor es que se precian de ello. Pero, en cambio les duele el
fracaso de “La Roja”, forman largas colas para escuchar a cantantes de moda y justifican
el “botellón”. Lamentablemente no se les
ve en la ópera o en conciertos y escasos
los que suben al monte o se desplazan a países lejanos para ayudar y
concienciar a los que nada tienen. La
realidad es que el bajo perfil de los universitarios españoles no es algo
casual, sino el resultado de una planificación del “sistema”
para desmovilizar y eliminar riesgos revolucionarios potenciales que
subyacen en la juventud, especialmente en la que reflexiona.
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