NUEVA SORPRESA DEL
SUPREMO.
Hasta ahora la ciudadanía ha considerado a los altos tribunales como el destino dorado para premiar fidelidades de jueces que buscan gloria y la relevancia del cargo. Que sus
sentencias no tienen nada que ver con la justicia y sí con los intereses del
gobierno de turno que los nombra. Hasta cierto punto la ciudadanía se había
habituado a sentencias entre curiosas y dignas de aparecer en la prensa internacional como expresión picaresca del Lazarillo de Tormes que tanto prestigio nos ha dado. Pensaba que
ya ninguna de sus sentencias le
sorprendería tras conocer las múltiples de
los diversos tribunales internacionales
rechazándolas. Pero, en vano, pues aun faltaba el más difícil todavía: que el propio Supremo se rectifique a sí mismo
después de emitir su sentencia. Se
refería a que serán a cargo de los bancos los impuestos que graban las
hipotecas. Se ignoran, aunque se adivinan las gestiones entre el gobierno, la
banca y el Supremo, pero al cabo de horas
el Supremo anuncia que rectifica la
sentencia emitida por la sala cuyos jueces son especializados en temas económicos, y
decreta que deberán ser a cargo de los titulares de las hipotecas. El argumento carece de base jurídica, los
mismos jueces lo reconocen. Afirman que si quedasen a cargo de la banca les supondría un grave
quebranto. Así es que el Supremo se constituye en el protector de los
bancos aunque sin base jurídica alguna al emitir una sentencia con contenido ajeno a su misión específica de impartir
justicia según las leyes. Como es lógico
la rechifla de la opinión pública ha
sido general, lo que ha llevado al Supremo a anunciar la revisión de la sentencia
en el pleno compuesto por 31 jueces. No sería la oportunidad de investigar
al Supremo que están especulando con una
materia de tanta trascendencia como designar el sujeto pasivo de un impuesto no en función de a quien le
corresponda según la ley, sino con criterios ajenos que deberían ser gestionados por el
gobierno como responsable de la política económica.?