EMIGRACION Y DELINCUENCIA
Decididamente éste es un país xenófobo, que culpabiliza a
los emigrantes como delincuentes. Les acusan de aprovecharse de los presupuestos
públicos asistenciales existentes para
atender las necesidades para quienes tienen carencias para sobrevivir. La población
tiene digerido que los fondos sociales que se entregan a los emigrantes son los
que no les llegan a ellos y por tanto, les acusan de ser los causantes de las
carencias de ayudas para los nacionales. Esta convicción está generalizada, por
ello es por lo que se afirma que España en una sociedad xenófoba. Curiosamente,
tal como se ha apreciado en las encuestas,
esa xenofobia es inversamente proporcional al nivel cultural, de manera que
los más agresivos enemigos de los emigrantes son de escasa formación cultural y
es caldo de cultivo de campañas agresivas
unas veces, y otras subrepticias, contra
ellos , especialmente los magrebíes. Ante
todo habría que hacer una precisión por si se olvidase: la historia de las
naciones se ha basado en los movimientos
migratorios, y convendría recordar que la soberbia Europa es el crisol de
grandes movimientos migratorios desde la antigüedad. Que España se conforma por
pueblos emigrantes procedentes de todos los puntos del globo y que cuando hemos
necesitado supervivir o nos han
perseguido por razones políticas, emigramos a America y más recientemente a Alemania,
Francia, Suiza y otros destinos. Por ello debemos mostrarnos agradecidos y
responder con generosidad y justicia a los que no acogieron con afecto... Que
los emigrantes vienen aquí en busca de un medio de vida que no encuentran en
sus tierras, como ha sucedido repetidas veces a los españoles. Que, cuando les
hemos necesitado para realizar tareas que no nos parece dignas a los españoles,
les recibimos encantados, aunque les
hayamos pagado salarios inferiores y sin los derechos que les corresponden por ley. Ahora que ya no les
necesitamos, se convierten en una mercancía, se les trata de delincuentes y se les acusa de que cobran sus subsidios que nos corresponderían a los nacionales.
Quizá sería oportuno señalar a esos que se declaran no racistas, que la
comunidad emigrante en su globalidad arroja un saldo neto favorable como
contribuyentes a la Seguridad Social y que las ayudas que reciben son aprobadas
y vienen en los presupuestos. Hay que
publicar con claridad que son tan delincuentes como los españoles y que si
existe alguno, es una infamia
atribuirles a todos sus nacionales que lo son. Como es lógico, habrá que
perseguir a los que defraudan fondos sociales, sean españoles o extranjeros. Y
sobre todo denunciar la miseria de los alcaldes de Gasteiz y de Sestao, que con
sus declaraciones indignas provocan una reacción xenófoba en la población poco
formada para utilizar a los emigrantes como estiércol para alimentar las
campañas electorales. De nuevo nos convertimos en país de emigrantes, pues
nuestra juventud no encuentra trabajo aquí y se ve obligada a buscarlo en el
extranjero y quisiéramos que se les
trate con más respeto que con el que les
acogemos aquí a los emigrantes.
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