jueves, 24 de julio de 2014

EMIGRACION Y DELINCUENCIA



EMIGRACION Y DELINCUENCIA
Decididamente éste es un país xenófobo, que culpabiliza a los emigrantes como delincuentes. Les acusan de aprovecharse de los presupuestos públicos  asistenciales existentes para atender las necesidades para quienes tienen carencias para sobrevivir. La población tiene digerido que los fondos sociales que se entregan a los emigrantes son los que no les llegan a ellos y por tanto, les acusan de ser los causantes de las carencias de ayudas para los nacionales. Esta convicción está generalizada, por ello es por lo que se afirma que España en una sociedad xenófoba. Curiosamente, tal como se ha apreciado en las encuestas,  esa xenofobia es inversamente  proporcional al nivel cultural, de manera que los más agresivos enemigos de los emigrantes son de escasa formación cultural y  es caldo de cultivo de campañas agresivas unas veces, y otras  subrepticias, contra ellos , especialmente  los magrebíes. Ante todo habría que hacer una precisión por si se olvidase: la historia de las naciones  se ha basado en los movimientos migratorios, y convendría recordar que la soberbia Europa es el crisol de grandes movimientos migratorios desde la antigüedad. Que España se conforma por pueblos emigrantes procedentes de todos los puntos del globo y que cuando hemos necesitado supervivir  o nos han perseguido por razones políticas, emigramos a America y más recientemente a Alemania, Francia, Suiza y otros destinos. Por ello debemos mostrarnos agradecidos y responder con generosidad y justicia a los que no acogieron con afecto... Que los emigrantes vienen aquí en busca de un medio de vida que no encuentran en sus tierras, como ha sucedido repetidas veces a los españoles. Que, cuando les hemos necesitado para realizar tareas que no nos parece dignas a los españoles, les recibimos encantados,  aunque les hayamos pagado salarios inferiores y sin los derechos que les  corresponden por ley. Ahora que ya no les necesitamos, se convierten en una mercancía, se les trata de delincuentes  y se les acusa de que cobran sus subsidios  que nos corresponderían a los nacionales. Quizá sería oportuno señalar a esos que se declaran no racistas, que la comunidad emigrante en su globalidad arroja un saldo neto favorable como contribuyentes a la Seguridad Social y que las ayudas que reciben son aprobadas  y vienen en los presupuestos. Hay que publicar con claridad que son tan delincuentes como los españoles y que si existe  alguno, es una infamia atribuirles a todos sus nacionales que lo son. Como es lógico, habrá que perseguir a los que defraudan fondos sociales, sean españoles o extranjeros. Y sobre todo denunciar la miseria de los alcaldes de Gasteiz y de Sestao, que con sus declaraciones indignas provocan una reacción xenófoba en la población poco formada para utilizar a los emigrantes como estiércol para alimentar las campañas electorales. De nuevo nos convertimos en país de emigrantes, pues nuestra juventud no encuentra trabajo aquí y se ve obligada a buscarlo en el extranjero y quisiéramos que  se les trate con más respeto que con el  que  les acogemos aquí a los emigrantes.

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