DIFERENCIAS ENTRE ORDEN PUBLICO Y SEGURIDAD.
Los “expertos” en la materia, en general militares y
policías, han descubierto ahora que ambos conceptos no son equivalentes. Y eso
después de una larga historia de ofensas a la población a la que siempre se ha considerado
menor de edad para los derechos, pero adulta para recibir porrazos para
mantener “la chusma a raya”, según define con agudeza Chomsky. La Seguridad,
cuyo valor a proteger es la libertad y su corolario sería que las fuerzas
policiales tendrían que ponerlo en su frontispicio, deberían estar capacitadas especialmente en
los aspectos psicológicos y menos en las expresiones de fuerza generalizada ya que
afecta a la población en su conjunto. El Orden Público requiere una
infraestructura pesada, costosa y poco eficaz, como legiones de policías
entrenados para ejercer la fuerza física de manera apabullante, aunque con
escasa preparación psicológica. Se incluyen cárceles con funcionarios
preparados para controlar, reprimir y evitar que los presos se fuguen, nada más.
Jueces que sentencien maquinalmente y por indicios, sin profundizar, pues el
sistema exige rapidez, contundencia y sentencias represoras para amedrentar para
no volver a delinquir. La Seguridad es un estado filosófico de satisfacción
general que deriva de la que produce la
existencia y cumplimiento de leyes justas, de una sociedad equilibrada y libre
de abusos que provoquen la reacción de la población. El orden Público es una muy
limitada porción de los elementos que componen la Seguridad, que debe ser bien recibido por el ciudadano,
por tanto que no altere con su acción la paz,
el orden y la equidad. El dilema del político es optar por la acción
policial fácil y agresiva, aunque provocadora de tensiones. En contraste con la
de potenciar unos agentes bien preparados psicológicamente, sin portar
habitualmente armamento que la población rechaza por provocativa, salvo
excepciones muy puntuales. Deberían poseer una formación multiusos, la menos
importante es la actualmente casi única como es la de golpear, agredir y crear
una situación más compleja que exaspera a los ciudadanos. Habría que llamar la
atención a esos expertos que el cambio de imagen cosmético es una tentación, pero inútil,
puesto que, ya se expresa arriba: la Seguridad es algo que penetra y es un componente
de la felicidad colectiva, por tanto, que los agentes policiales lleven
uniformes de azul o de verde es algo tan trivial que obviamente se destapa de
inmediato. Claro que el cambio en profundidad exigiría el de toda la estructura de un sistema desproporcionado
y exigiría perseguir a otro tipo de delincuencia que es actualmente la que
configura el funcionamiento del sistema social de las comunidades humanas
civilizadas..
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