DIALOGO ENTRE PUIGDEMONT Y RAJOY
Al margen del aspecto cómico del diálogo simulado entre
Rajoy y Puigdemont mostrando que en política también conviene alguna dosis de chacota
que sirva para humanizarla y acercarla a la ciudadanía, la chanza del
periodista con Rajoy muestra a un Presidente con rasgos humanos y temor
a enfrentarse a los problemas reales que ya no controla, colocándole en una posición difusa, pues pasa
de estados de euforia a otros de
depresión, seguramente debidos a que sus consejeros y ministros tampoco tienen las ideas claras
ante tantas incógnitas y por el transcurso trepidante de los acontecimientos. De sus respuesta puede
deducirse que la táctica del silencio y el “wait & see” es expresión de su falta de coraje ante
acontecimientos que se le presentan, pensando que los problemas se solucionan
porque “el transcurso del tiempo lo soluciona todo”, según algún filósofo
malvado. Pero esa táctica no ha surtido efecto respecto al contencioso con
Catalunya. En realidad sí que lo ha tenido, pero para agravarlo, porque Rajoy no
se ha atrevido a tomarlo por los cuernos, con declaraciones apocalípticas que
han venido siendo desmontadas como pompas de jabón a medida que se han
producido los acontecimientos que aseguraba que no se producirían. Vaya que si
se han producido, ya nadie lo puede negar, salvo el dubitativo Rajoy y el coro
de los que le sostienen ante la marea para que no les arrastre al averno. La
respuesta de Puigdemont ha sido la de un digno presidente de una nación en
trance de lograr su independencia de manera impecable, pues toda la prensa está
vigilante para descubrirle los puntos flacos por dónde atacarle. Vano intento,
pues con todo el proceso de elección de Presidente de las Cortes y la formación
del nuevo, que está resultado una comedia con tintes dramáticos, el problema de
Catalunya ha pasado a segundo término y se ha montado un gallinero con varios
gallos que tienen asustadas a las gallinas que somos todos los ciudadanos. La
intervención de Rajoy en el sketch es patética: “tiene la agenda libre”.Cómo se
puede tener la agenda libre cuando el país está sin gobierno, siendo él precisamente quien debe liderar esta interinidad tan peligrosa? Con tantos errores, omisiones, corrupciones,
imputaciones ante los tribunales y amenazas que son tomadas a beneficio de inventario por el PP, es difícil
que se nos respete en Europa, cuando ni nosotros mismos nos respetamos.