PARTICIPACIONES SUBORDINADAS DE “EROSKI”
El movimiento cooperativo vasco nacido en Mondragón en los
años 60 constituyó un hecho trascendente
entre la población con conciencia de su identidad.. Fue una experiencia de la
que se sintió orgullo por su originalidad y por ser la expresión de la idiosincrasia
del mundo trabajador vasco, suponiendo la creación de muchos puestos de trabajo
dignos y un tercera vía entre el sistema comunista reivindicativo y el de
sumisión del tradicional capitalista ya que los trabajadores son socios y deciden sus estrategias
empresariales. La creación de la cooperativa Eroski, al incidir en el área de comercialización de
bienes de consumo, estimuló al público a decantarse por una cadena por su
carácter marcadamente euskaldun y por ser más competitiva al reducirse los
márgenes y gastos de intermediación. Las necesidades de medios económicos
creciente para financiar le gran expansión que ha experimentado, ha obligado a negociar
fuentes en los nichos más remotos, por
ello acudieron a las Participaciones Subordinadas ofreciendo el aliciente de una retribución más elevada, lo que las hizo más atractivas. Dichos productos
financieros eran de difícil comprensión para los inversores populares, quienes
confiaron en EROSKI como su proveedor doméstico de sus necesidades. Al no
explicar convenientemente los riesgos y la forma de recuperación de las
inversiones, el resultado ha constituido
una estafa monumental, aunque perfectamente ajustada a la legislación mercantil
vigente, pero aprovechando la buena fe de los suscriptores, en general personas
mayores, con escasa formación económica, y todo ello apoyado en una agresiva
propaganda engañosa. Pero lo más doloroso para la infinidad de humildes tenedores
está siendo la respuesta que Eroski está prestando a las reclamaciones de
información para la recuperación de sus aportaciones. Realmente la Cooperativa
ha actuado con marcada mala fe, defendiéndose a base de criterios económicos intencionadamente
complejos con intención de engañar, lo que demuestra que se ha jugado con los
suscriptores que, desesperados, no saben cómo actuar a la vista de que los
organismos de control de los mercados financieros argumentan a sus
reclamaciones con criterios legalmente impecables, pero que realmente suponen
la ruina de los que de buena fe confiaron en su proveedor de referencia, en su
imagen euskadun y que nunca podían sospechar que les defraudaran. Sorprende con la contumacia
con que se defiende ante las reivindicaciones de los depositantes, sólo con el
fin de no devolverles sus fondos, lo que moralmente constituye un engaño. Todo
el prestigio que acumularon sirviendo con lealtad a sus clientes, se ha
convertido en descrédito en poco tiempo,
el cual será difícil de recuperar si no toman la decisión de devolver a sus
inversores la totalidad de sus fondos y les piden perdón por haberles
decepcionado. Las astucias que argumenta Eroski
en su defensa profundiza más la falta de credibilidad lo que puede llevarle
a un final desastroso.