EUROPA DESHUMANIZADA
Ya deja de ser noticia y se convierte en ritornelo aburrido
la diaria información de la muerte por ahogamiento de centenares de seres
humanos, siempre negros y siempre pobres, que huyen de sus países víctimas del
hambre. Mientras, las autoridades europeas democráticamente elegidas no tienen
tiempo para preocuparse de esas minucias
de personas sin papeles, incultas, que vienen en pateras para
aprovecharse de nuestros servicios sociales gratis.
La ciudadanía echa en falta algo de humanidad, puesto que son poco
cultos, si, pero personas. La respuesta de las autoridades, después de
producirse innumerables episodios en los que perecen como si fueran pescado,
como tienen que actuar con justicia y
manejan fondos escasos, se limitan a mirar para otro lado, pues se deben mostrar una visión idílica de la marcha de la
economía, aunque parece que con escaso éxito para la población, pero con mucho
éxito para los bancos, multinacionales, defraudadores fiscales y corruptos.
Cuando las autoridades consideran que el umbral de pateras con los ahogados correspondientes
se supera, ponen en marcha los aparatos de salvamento y sociales adecuados y
así la opinión pública se pacifica y reciben los elogios de la prensa por el
humanismo y la eficacia de las autoridades
comunitarias. Así incluso potencian las expectativas electorales, aunque sea a
costa de vidas humanas. Pero como son negros, pobres y emprenden la aventura en
condiciones peores que los animales, se
consideran pequeños problemas que no deben perturbar la recuperación económica.. Las vallas de Ceuta y Melilla es
bien sabido, están convenientemente atendidas por guardias civiles preparados
en psicología que cuidan con esmero y sin reparar esfuerzos a los que quieren
entrar clandestinamente en el Paraíso, curiosamente negros y pobres, muchos de
ellos sin oficio ni beneficio y con la aviesa intención de trabajar aquí para
vivir. Mientras, se aprovechan de los servicios sociales que gratuitamente les
presta nuestro gobierno. Alguna vez habrá que reconocer el generoso y poco
difundido esfuerzo de nuestras instituciones sociales y policiales.