AUZOLAN EN BAZTAN.
Trabajar en “Auzolan” significa que toda la comunidad de una
localidad colabora en tareas imprevistas, que afectan a servicios públicos en
catástrofes o penalidades producidas a personas indefensas que no pueden
valerse por sus medios. El origen de esta socialización para enfrentarse a
situaciones de desgracia colectiva se
pierde en los tiempos. Sus modalidades son muy diversas, pero todas ellas
tenían como objetivo hacer frente colectivamente a los problemas comunitarios.
Con ocasión de la reciente tromba de agua que ha arrasado el Valle de Baztan, las
imágenes televisivas eran impactantes por la furia de las aguas y por su
capacidad destructiva, de manera que se ha tratado de una desgracia pública de
tal magnitud, que ha supuesto pérdidas difíciles de recuperar en mucho tiempo.
Pero en medio de tanta tragedia es de resaltar las imágenes de la población
trabajando en labores de limpieza y ayuda a los damnificados. La alcaldesa
convocó a la población y se acordó el Auzolan. Se formó una mesa de crisis con
funciones diversificadas para poder dar respuesta adecuada a los que demandaban
ayuda. El Auzolan en el Baztan es
obligatorio para toda la población capaz
de trabajar, y quienes no puedan por cualquier razón, están obligados a enviar
un sustituto. Las cuadrillas formadas estaban realizando tareas ordenadas en el seno de la mesa de crisis, acudían a socorrer a personas mayores que no
se podían valer por sus medios. Se creó un órgano informativo para asesorar a los damnificados y reclamar las
indemnizaciones a los seguros. Ha sido emocionante
la gran cantidad de personas de otros pueblos navarros que han acudido
voluntariamente a ponerse en disposición colaborar para mitigar en lo posible
las consecuencias de aquel tremendo fenómeno de la naturaleza. Escuchar las
noticias y ver cómo se coordinaba la
gente con conciencia para ayudar a
quienes lo necesitaban resultó esperanzador,
porque de esa manera se demuestra que
los seres humanos somos solidarios y que es injusto que se nos acuse de ser egoístas:
algunos quizá sí lo sean, son los que
sacan provecho de toda desgracia humana y huyen de las responsabilidades: los
políticos, los poderosos o los oportunistas. Pero la mayoría tenemos conciencia
y somos sensibles ante el dolor de los demás. Lamentablemente ya han salido las
autoridades rechazando la declaración de zona catastrófica aduciendo razones legales,
políticas o interpretativas. Es lamentable, pero esperado. Ahora sólo merece
resaltar el Auzolan como una forma de demostrar que los vascos son solidarios,
generosos y capaces de hacerlo desde el anonimato. Ha sido admirable la lección
de la población de Elizondo y de
Erratsu.
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