SOLUCION PARA LOS VIOLADORES: EL SUICIDIO
En una tertulia televisiva un conocido psicólogo
afirmaba que la mayoría de los
violadores no se reinsertan y a los cuales proponía que se les convenciera para
que se suicidaran. Uno de los contertulios le responde que equivalía a
solucionar las enfermedades incurables
proponiendo suicidarse a los que las padecen. Otro le respondió que esa
propuesta era un aberración, pues esos enfermos no causan el mal a la sociedad,
pero sí los violadores. Partir de la tesis de sugerir el suicidio a los que los
expertos piensan que son un problema sin solución y un peligro
para la comunidad, equivaldría a proponerse a los militares que se
suiciden, pues provocan el dolor, la muerte y la destrucción y no tienen el
propósito de convertirse en pacifistas. Ante
la crítica de esa tesis por parte de la mayoría de los presentes, el psicólogo
respondió acorralado, que quería resaltar enfatizando el rechazo social los casos de violadores
irrecuperables por medio de esa propuesta impactante para la sociedad. El
peligro de la difusión de ideas tan extremas e irresponsables radica en que cuando
son difundidas por expertos que tienen gran audiencia entre la población poco
formada y que reacciona frecuentemente con actitudes vengativas o viscerales,
pueden crear una opinión irracional que justifique algo tan contrario a la razón
como es el suicidio. Este experto
parecería que ha resuelto de un plumazo
la gran problemática de la falta del respeto a la mujer que tiene su origen en el
machismo creciente entre la población masculina española, especialmente entre
los adolescentes y la juventud, y no digamos entre los hombres mayores educados en los “valores” de su
superioridad sobre la mujer. O sea que en lugar de difundir una visión positiva
de la vida como terapia regeneradora, el psicólogo propone solucionar su
problema convenciéndole para que se pegue un tiro, se ahorque, o para ser
civilizados, actuar como cuando se cumple la pena de muerte en USA, antes de liquidar
al reo, le hacen un chequeo y un análisis
de sangre. Después, para celebrar la efeméride, una cena especial. El director y el equipo
carcelero presente, entre compungido y satisfecho porque se cumple la ley, para
luego ponerle una inyección para que no sufra. O sea, que para los irrecuperables,
la solución de los nazis: las eficaces y
asépticas cámaras de gas. Si esta es la solución que proponen los psicólogos
que asisten a los violadores y personas de difícil reinserción, tenemos la
explicación de que de las cárceles se sale doctorados en delincuencia.
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