EL FINO HUMOR ESPAÑOL ARRASA EN EL MUNDO.
La novela picaresca española ha sido siempre conocida y
celebrada en todo el mundo desde que Cervantes escribiera la sátira más aguda
que ha convertido al Quijote en la obra maestra de las letras. Esa tradición ha
continuado, creando en el mundo un estilo de humor que ha trascendido a todos
los ámbitos: la política, la religión, lo militar, lo que ha divulgado en el mundo la convicción de que la idiosincrasia
del pueblo español es la juerga, vivir del cuento y los gobernantes
distinguirse por su original sentido del
humor. Merece la pena leer la prensa extranjera para conocer la opinión sobre nuestro país y
especialmente la actuación de nuestros
políticos en el terreno de sus responsabilidades. Fueron muy festejadas las
palabras en rueda de prensa de Cospedal, cuando expuso su galimatías con
trabalenguas sobre el “contrato en
diferido” . Genial fue cuando Rajoy en el Congreso, al ser interpelado por la
oposición respondió titubeando: “todo lo que se afirma aquí es mentira,… salvo
algunas cosas” O cuando celebra una rueda de prensa a través de una pantalla de
plasma, por tanto, sin poder se interpelado por los periodistas. Son muy celebradas las intervenciones de
Montoro, quien tiene la habilidad de gesticular como los payasos de circo Fofó y
Miliki. Pero aun es más ocurrente cuando afirma que “los salarios suben
moderadamente”, cuando acababa de publicarse en el INE que habían sufrido una
bajada significativa. O, cuando Fátima Báñez afirma angelicalmente, que los
españoles que salen a buscar un trabajo en el extranjero lo hacen porque “les
gusta viajar”. Es admirable que los miembros económicos del Gobierno mantengan
que España va bien, y que los seis millones de parados “deberían tener un poco
de paciencia, que ya se ha superado la crisis y se está en la senda del
crecimiento y a creación de empleo”. Menos gracia hace a los españoles la picardía de De Guindos cuando prometió
solemnemente que el rescate a la banca “no les iba a costar a los españoles ni
un solo euro” .En Europa la prensa ha
tomado la actividad cotidiana de los
políticos españoles como un tema grotesco que aparenta el clásico video de televisión de gags y
situaciones trufadas de extravagancia cuando se publica la noticia diaria de
corrupción de algún ilustre banquero o
político al que le han grabado con las manos en la masa. Se muestra pleno de
dignidad ofendida, a pesar de las evidencias que niega con contumacia. Una
muestra del fino humor español es que a pesar de la corrupción generalizada del
PP en el poder, la intención de voto supera en ocho puntos a la de la
oposición. Es decir: el español sabe premiar a los que “cumplen”. Y Rajoy
argumenta con su salero proverbial: “Fin de la cita”
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