DISPARARSE UN TIRO EN EL PIE
A los países segundones con pretensiones de codearse con las
potencias, les pierde que les convoquen a reuniones en los foros importantes, aunque
suelen mandarles a la limpieza del back yard, a enviar tropas a los puntos más
calientes y distantes, para “asegurar el sistema democrático”, con un coste
desorbitado y sin saber los motivos de estar allí desplazados, salvo para que
el Ministro de Defensa pueda alabar el
sacrificio de las tropas allí, diciendo que están defendiendo nuestra libertad
y democracia. Sí, a diez mil km. y machacando a la población autóctona. Mientras,
las potencias venden armamento, administran el país invadido y obtienen pingües
beneficios con la reconstrucción y plantando allí bases militares para mantener “los equilibrios
geoestratégicos”, o sea: ser los gendarmes del mundo. Ahora USA azuza a Rusia
por razones de pura estrategia político-militar, con el resultado de que los yankees y Europa van a imponerles sanciones
comerciales y financieras para castigarles por atreverse a competir en el
reparto de poder con USA. Entre los que participarán en el bloqueo económico
está nuestra España, cuyos perjuicios en los intercambios se elevarán a más de
600 millones de €, o sea, el 7% de las exportaciones totales. Pero lo cómico es
que en la UE deben ignorar el importante
impacto y riesgos que la dependencia de energía de Rusia va suponer para los
países más desarrollados si los rusos responden con las mismas armas que les
aplican las “democracias occidentales”. El plan de represalias de USA repercutirá
en España de tal forma, que pone en condicional las expectativas de salida de
la crisis que tanto se espera. “Ahora, para que se fastidie el capitán, no
como”, sería la actitud valiente y
ejemplarizante de España al defender los planes estratégicos de las potencias
con la convicción del converso, aunque nos suponga un quebranto económico de
magnitudes siderales, especialmente en estos momentos en los que una recaída en
la crisis podría suponer la pérdida de la escasa esperanza para las clases
sociales que están superviviendo en el límite. Para que a nuestros expertos en
política internacional los jefes de las
potencias les dejan poner los pies sobre la mesa, en mangas de camisa y puedan hablar en inglés
macarrónico aprendido en una clase
particular intensiva, aunque fuera de horario de trabajo y pagándose ellos las
clases. “Con amigos como las democracias que nos rodean, no necesitamos
enemigos”.
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