domingo, 24 de agosto de 2014

MATAR EN NOMBRE DE DIOS



MATAR EN NOMBRE DE DIOS.
Con este título un lector escribe una carta en un periódico nacional refiriéndose a que los enfrentamientos entre religiones, tanto históricamente como en la actualidad, han causado y causan más muertes que las guerras tradicionales. Se declara agnóstico a la vista de que siendo los fundamentos de las religiones el amor al prójimo, la lucha por la justicia, el perdón y la esperanza en una  vida futura y feliz, la realidad es que   provocan más perjuicios que la felicidad que pregona. La iglesia católica está enfrentada a los protestantes por la competencia por la hegemonía y los fieles que tienen sus respectivos rebaños. Los mahometanos están enemistados con los cristianos porque el Corán y el Profesta son competencia viva de la Biblia y Jesucristo. Los judíos apoyados por sectas americanas y la Casa Blanca descaradamente favorable al sionismo masacran a palestinos que siguen a Mahoma y que reivindican el derecho elemental  a conservar  la vida. En Africa la lucha a muerte entre religiones para captar fieles les está llevando a genocidios de razas por creencias irreconciliables. Algo tienen que estar haciendo mal los dirigentes de las religiones principales, puesto que por mucho que predican  la paz y la justicia, en España la Conferencia Episcopal , que ha estado presidida hasta ahora por el fanático Rouco Varela, con Cañizares como Primado de Toledo y previsible arzobispo de Barcelona. Se e considera un submarino que, con el apoyo de Roma, junto a los obispos Munilla  e Iceta en Euskadi, el Gobierno Central quiere nombrarle para asfixiar el independentismo en Catalunya. En el seno de la iglesia existe una soterrada tensión motivada por las ideas innovadoras que el Papa Francisco quiere introducir  porque de lo contrario está abocada a quedar marginada por  los creyentes. Esta tentativa de actualización se enfrenta con el conservadurismo de una curia tradicionalmente manejada por el Opus Dei y otras sectas con inmenso poder, influencias, dinero y medios de intoxicación que, ya se evidenció después del Concilio Vaticano II,  pues todos los planes de aperturismo  quedaron abandonados,    produciendo el efecto contrario al buscado, pues la iglesia  se ha colocado en la extrema derecha, lo que ha llevado a muchos creyentes a abandonar las prácticas religiosas, permaneciendo en ella sólo los mayores, quienes,  ante el temor por la proximidad del final, no quieren arriesgarse a la condenación eterna,  convirtiendo a la Iglesia Católica en un geriátrico. Y no se sienten avergonzados sus jerarcas ante el fracaso por la implantación de sus respectivas doctrinas entre la humanidad?.



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