domingo, 3 de agosto de 2014

LOS OBISPOS ICETA Y MUNILLA INTERPELADOS POR SUS CURAS



LOS OBISPOS ICETA Y MUNILLA INTERPELADOS POR SUS CURAS
En sendas comunicaciones de  sacerdotes de las diócesis de Bilbao y San Sebastián a sus respectivos obispos, les plantean una serie de cuestiones urgentes que creen necesario llevarse a cabo- En ambas cartas se hace una descripción dolorosa de la situación  de crisis de ambas diócesis que afecta a la esencia misma de la doctrina del evangelio. Se centran en el abandono de todos los planes evangelizadores en activo existentes cuando llegaron a sus diócesis ambos obispos, quienes han implantado un estilo radicalmente neo conservador, opuesto a la idiosincrasia del pueblo vasco, lo que está llevando al abandono masivo de fieles de la Iglesia. Parecería que su voluntad ha sido eliminar todo rasgo de los planes de evangelización de los anteriores obispos. Su objetivo es borrar todo lo que tenga algún rasgo euskaldun y diferenciador del uniformismo religioso implantado en el Estado. Son innumerables las ofensas contra los sentimientos de la población que se siente vasca: se reducen los actos en Euskara y se potencian los que se difunden en castellano. Se están produciendo incorporaciones de sacerdotes de otras diócesis españolas. Es preciso que se cambie su exigencia de autoritas por la disposición al servicio al pueblo. Tal como señala Francisco sobre las virtudes que deben poseen los obispos. La juventud está ausente de cualquier iniciativa que se refiera a ellos, pues sienten que la fe que  les transmite la jerarquía  es vacía e incapaz  de estimular un compromiso religioso serio. Han optado por la realidad que se funda en la ética que les llena más que esa especie de infantilismo místico con la que se quiere atraer a los jóvenes. Estos ya no son manipulables: requieren libertad, honestidad y que la jerarquía denuncie las estructuras injustas.   El discurso de estos prelados sigue anclado en el nacional-catolicismo, no en vano fueron incardinados en estas diócesis por Rouco-Varela,.el paladín del conservadurismo eclesial  español y de una fe fanática, lo que se consideró  una jugada política para desactivar el nacionalismo vasco, sin ninguna conexión con la fe auténtica. No, desde luego, la que proclama con esfuerzo el Papa Francisco  para acercar a la Iglesia las sensibilidades del mundo actual, con sus riesgos, dolores y errores, pero también como un testimonio de una Vida Nueva que proclame la verdad, la justicia y la libertad a pesar de que hasta ahora la Iglesia se ha comportado como una potencia más que negocia  y actúa como una multinacional con la tácita aceptación de los ya escasos fieles que ingenuamente han confiado en estos obispos  y les han convencido de que la fe es un asunto personal para la otra vida,  que no tiene que tener repercusión en las conductas.. La fe, como es la de estos sacerdotes que interpelan a sus obispos, tiene que ser un elemento de progreso, de denuncia de la opresión a los débiles y de búsqueda de la paz con justicia y sin imposiciones. Esperemos que el Papa Francisco pueda rectificar a tiempo el camino equivocado de estos obispos para que se dediquen a ser realmente pastores de almas. “Fiat lux”


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