MERECIDO RECONOCIMIENTO AL EMPRESARIADO VASCO.
Los vascos siempre han sido emprendedores y poseen una mentalidad
para crear riqueza a base de esfuerzo, técnica y una gran capacidad para
desarrollar proyectos
empresariales. Han partido de una
idea bien analizada y contando con la colaboración de otros trabajadores han sido los impulsores de la riqueza, creando puestos de
trabajo. No son sólo los ya famosos emprendedores
que con gran entrega y sacrificio han
sabido encontrar su nicho de sus productos en el mercado, acreditado por su
calidad, precio y seriedad:. Nadie les ha regalado nunca nada: al contrario:
han tenido que soportar las trabas de
las instituciones y lo peor es que se les han acusado de explotar a sus
obreros. No es esa la opinión que se tiene
en los pueblo vascos; más bien al contrario, son elogiados por ser creativos y
porque mantienen con sus
trabajadores una tradición de amistad
que constituye una característica muy marcada que les hace diferentes a los de otros entornos. Porque el pequeño y mediano
empresario tiene la preocupación por asegurar la continuidad de la
empresa, por mejorar el producto y el mercado, por ampliar la plantilla y retribuir con generosidad a los trabajadores.
En épocas de crisis han sido capaces de garantizar la solvencia de la empresa
ante los bancos con sus bienes
personales y familiares. Son decisiones tomadas
sin ser conocidas siquiera por sus trabajadores, pues comprenden y tienen
interiorizado que ser empresario es asumir un nivel de riesgo que tiene sus
servidumbres . Desgraciadamente las
instituciones públicas y las financieras no están a la altura y ocultan que sus ganancias y sus impuestos
provienen fundamentalmente de la actividad mercantil e industrial, que se basa en la capacidad de dinamismo de los
pequeños empresarios que tienen que superar
las infinitas trabas administrativas oficiales que cuentan con infraestructuras ineficaces que complican la actividad
empresarial. Además de soportar la presión de la banca. Negocios, con tal nivel de exigencias
de garantías, que sus relaciones con las instituciones de crédito constituye un
marathón de obstáculos que les obliga a cambiar su actividad empresarial
habitual por la de economista de los milagros. . El empresario vasco es
anónimo y se limita a hacer su trabajo que es un agente importante que potencia
el nivel de vida de nuestro país. Hay otros especuladores que no pueden llamarse
empresarios y que no tienen encaje ni derecho a homenajes y
que desacreditan al empresariado vasco honesto que es el que lo merece.
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