jueves, 11 de diciembre de 2014

FETIDO PERIODISMO DE LAS CAVERNAS



 FETIDO PERIODISMO  DE LAS CAVERNAS
A Pablo Iglesias le ha venido Dios a ver con ocasión del episodio que tuvo que soportar en una entrevista que le hicieron en TVE. Porque el grupo de tertulianos que se abalanzaron  sobre él como buitres le ha dado más popularidad y ha cosechado más simpatías que la que había logrado en otras muchas apariciones ante las pantallas. Al director se le veía que llevaba la escopeta cargada y quería vengarse porque los periodistas de TVE habían exigido  un espacio como los demás directivos de otros partidos. Su intervención no pudo ser más desafortunada, pues era claro que estaba queriendo demostrar a los que le nombraron para el cargo que respondía con creces a lo que se le exigía: dar caña a Podemos. La actuación de otro de los contertulios que trataba de impedir responder a Pablo, fue de antología, pero no por sus opiniones, sino porque creyó que podría poner a su enemigo contra la pared y de la que no podría escapar vivo. No lo logró, pues el entrevistado llevaba munición abundante para ridiculizarle con evidencias que se basaban en sentencias condenatorias varias de tribunales, lo que hizo que aquel programa de una cadena  de tan  escaso share, tuviera una audiencia inesperada, pero que ha servido a Iglesias para salir victorioso de la encerrona que la necedad del director del programa había diseñado y que, seguramente le va a costar el puesto, dado que el comité deontológico de la emisora ha pedido su cese fulminante y que se disculpe ante el entrevistado, quien, por otra parte, además de los réditos de audiencia logrados, ha demostrado una vez más la solidez de su programa y  puesto en entredicho a los ilustres incompetentes que componen el  agresivo grupo de tertulianos que viven del pienso de los presupuestos y que deberían pensar en cambiar de víctima, pues es probable que en las próximas elecciones sea Podemos quien gane y gobierne,  mandando a las tinieblas al director cuya principal característica personal es la estulticia y la carencia de todo respeto que debería ser el fundamento de la ética de los periodistas.



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