DIDACTICA DE LA G. CIVIL
DE TRAFICO
En una conferencia sobre siniestralidad en el tráfico, el
ponente se deshacía en elogios a la acción de la Guardia Civil como protagonista
motivador del impresionante descenso de
los accidentes de carretera en los últimos tiempos. Valoraba su eficaz
didáctica al combinar los mandos el palo y la zanahoria. Es muy dudosa la
interpretación de esa eficiencia, pues ha supuesto el agravamiento de las sanciones, generar la instalación de aparatos de radar
ocultos, todo ello inserto en una estrategia basada en la astucia y en tácticas de caza de
los que incumplen el código y en una frecuentemente
injusta represión. El instituto armado no valora que la ciudadanía ha elevado
su nivel cultural y ha desarrollado su propia conciencia de que las leyes de
tráfico deben ser respetadas por convicción y por sentido de la responsabilidad
imprescindible para convivir en sociedad
y no a base de amenazas o argucias de fuerzas militares a las que se les que,
extrañamente, se asigna una misión de contenido marcadamente civil.. Que un
instituto armado desarrolle su estrategia de control a base de radares ocultos para detectar infractores no
deja de ser un medio que se pone a disposición de poderes fácticos que consideran a los
conductores como potenciales infractores a los que espiar con métodos propios
de quien desconfía de la seriedad de una
población adulta a la que somete a unos procedimientos que irritan, como son
los férreos y molestos controles de
carretera.. En ellos agentes en actitud amenazadora de superioridad, con
armamento dispuesto a usarlo y sin consideración a que están al servicio de la población civil,
por tanto, que esas armas que manejan para intimidar les son entregadas , no
para agredirles, sino para ponerse a su servicio
y muestren el respeto que se merecen los
ciudadanos. Claro, la realidad es que la psicología de un cuerpo militar al
relacionarse con civiles siempre tendrá la importante carencia de que sus
miembros sean capaces de reflexionar por su cuenta y valoren la disciplina y el
orden por encima de la cultura, la
libertad, la democracia y esos extraños y caducos méritos civiles considerados
en la vida militar como germen de
debilidad de un país que olvida virtudes militares, como el patriotismo, la disciplina a
ultranza o que la jerarquía y el poder son indiscutibles porque proceden de
Dios. No cabe duda de que el progreso y el respeto a la ley está relacionado
íntimamente con el nivel cultural de la población y no en sanciones ni
imposiciones..
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