STATUS DEL POLÍTICO ESPAÑOL
Se dice que cada pueblo tiene los políticos que en él se
crían. No deja de ser una frase que vale para afirmar o negar lo que se quiere
expresar y no es así en España. Nuestros políticos tienen un triple origen. Una
mayoría provienen de altos funcionarios del Estado o de las Autonomías. Tienen
impresionantes libros de escolaridad, han ganado oposiciones muy duras, pero
trabajan poco, que se aburren y aspiran al baño de multitudes de los políticos. No son del pueblo, sino
hijos de la endogamia, no tienen riesgo de que les desahucien por impago de la hipoteca,
sus hijos van a colegios de pago y acuden
a la sanidad privada, por tanto ignoran lo que supone la supervivencia de la
ciudadanía Además, siempre tienen el
puesto de funcionario asegurado si fracasan en la política. Otro colectivo de
procedencia lo componen jóvenes que se apuntan a las juventudes de los
partidos, que son obedientes y no preguntan. A esos se les manda de concejales
de sus ayuntamientos donde se curten y adquieren cierta notoriedad, logrando ascender a diputados autonómicos y
finalmente llegan a Madrid para hacer recados en el partido y apretar el botón
que le ordena su portavoz en el Congreso.
Finalmente están los ambiciosos que han descubierto que es fácil hacer
carrera en la política sin tener que ganar ninguna oposición y conseguir un puesto de trabajo cómodo, bien
remunerado para el que no hace falta tener ningún conocimiento y sí mucha
ambición y astucia. Es curioso que los que verdaderamente poseen vocación de
servicio a la comunidad no entran en la política porque ven que lo que existe
en el sistema es sólo una merienda de negros que sirve para alimentar
ambiciones sin preocuparse de la colectividad. Muchos de los políticos que
tenemos se hallan procesados por corrupción, aunque se consideran inocentes y
dicen que son los “otros” los aprovechados. Sin autocrítica porque no
distinguen siquiera que la ética les obligaría a denunciar a otros políticos
que saben que son corruptos en cualquiera de sus múltiples modalidades. Una de
ellas sería no denunciar a alguien que sabe que es corrupto. Claro que es un
marrón que no quieren descubrir por una errónea interpretación de lo que
significa acusar a corruptos.. Además,
los que quieren actuar con honestidad tienen la salida fácil de dimitir de su
puesto aduciendo que no se cumplen los programas electorales del partido,
aunque fuera suele hacer mucho frío. Hasta que no haya una regeneración total
de la vida política y social del país tendremos que pensar que una vía para
dinamizarles es la abstención: que voten ellos y sus compañeros de partido.
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