domingo, 4 de mayo de 2014

LA SOBERBIA DE ESPERANZA AGUIRRE



LA SOBERBIA DE ESPERANZA AGUIRRE
Constituye un fenómeno que los sociólogos deberían estudiar por si se trata de un globo de colores que pronto se deshinchará y será olvidada por los que ahora la jalean. Su estilo populista con características personales que atraen a un público superficial que pasó del franquismo a la UCD, después al socialismo de Felipe  y finalmente a la chulería de Aznar. Ahora se ve  a sí misma como alternativa de la derecha ante el previsible fracaso del PP y de Rajoy. Sería para sonrojarse el grotesco  y populachero episodio del enfrentamiento con la policía a causa de una infracción de tráfico del que  quiso aprovecharse para darse un baño de popularidad al actuar con su desparpajo y  prepotencia  habitual ante los agentes que, temerosos,  se limitaban a cumplir con su deber. Toda la secuencia al escapar y  acometer contra una moto de los guardias, de negarse a entregar la documentación que le exigieron y la persecución a la prófuga hasta su domicilio, ha sido digna de una peli de humor, con sus declaraciones a la prensa mezcla de desprecio, tratando de ridiculizar a los agentes. Aunque  la borrachera de popularidad  que el episodio le está aportando, al final le va a resultar perjudicial la hazaña, pues sus “amigos” del partido van a aprovechar para desacreditarla, prueba de ello  es que la Botella ya se ha posicionado a favor de los polis, algo extraño cuando  los políticos se las apañan para defenderse entre sí y  sus privilegios. Esperanza Aguirre Gil de Biedma, Condesa de Bornos y Grande de España, sesentona, con su gracejo y estilo de “reina del pueblo”, queriendo competir con Belén Esteban,  se va a encontrar que, queriendo ser el frasco de las esencias de la derecha culta,  que se ha mostrado aparentemente dura con la corrupción, aprovechando que es una excelente manipuladora de masas  buscando ser original como sea, tiene ya escaso recorrido, pues quizá una ola de sensatez de la ciudadanía harta de estos políticos iguales a sí mismos y sin futuro, se  va a llevar la riada a todos, incluida esta prepotente que hasta ahora ha actuado desde la impunidad, pues confiaba que le iba a dar réditos el enfrentarse a la autoridad como siempre se ha creído que podía hacer desde su talante aristocrático mezclado con expresiones barriobajeras  que tanto cautivan a las masas. Estos aristócratas metidos a políticos no pueden ser ya más los que lideren la política, pues desconocen lo que es tener que acomodarse a supervivir  en el paro, ser desahuciados de sus viviendas ni poder ser atendidos de sus enfermedades en un hospital. Como cuando afirmó sonriente ante los periodistas que con los ocho mil € de sueldo que tenía de alcaldesa, no podía llegar apenas a mediados de mes. Y le dijo con ese gracejo y desenvoltura que le caracteriza.

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