viernes, 9 de mayo de 2014

PERIODISMO DE CALIDAD



PERIODISMO DE CALIDAD
Al margen de los principios éticos y deontológicos sobre el periodismo y su impacto en la sociedad para generar mayor calidad de la democracia, con los cuales deberíamos estar todos y todas fácilmente de acuerdo, interesaría más analizar la práctica cotidiana del trabajo periodístico, pues entre los principios y la práctica existe una notable diferencia. Parto de la base de que la carrera de periodismo no sólo es inútil por su contenido y  carencias, es que degrada y genera profesionales sin criterio, con escasa cultura y le añade, además, un complejo infundado de superioridad  al disponer de una tribuna desde la que se coloca el plumilla en  condición de dominio respecto al ciudadano que quiere expresar su crítica y discrepancias con las opiniones frecuentemente ramplonas, elementales e incultas de los periodistas, pero que, en su infundado complejo, no son capaces de entender las opiniones ajenas, pues es sabido que el necio es el único que no duda ni rectifica. Es grotesco el espectáculo de periodistas que dirigen tertulias con participantes que,  en general, suelen ser expertos  en las materias de debate en el  que la actitud del director provoca vergüenza ajena. Interrumpen para expresar su opinión sobre temas  que ignora, cortan con insolencia la exposición de puntos de vista de los contertulios, no siendo capaces de dinamizarles, sino que permiten que intervengan varios al mismo tiempo atropelladamente, lo que hace que la tertulia se convierta en un gallinero. En relación a las crónicas, éstas se centran en informar de lo circunstancial, ignorando lo que es el meollo, de manera que  se atiborra al lector de anécdotas que nada tienen que ver con  la base de la noticia. Reaccionan de forma chulesca cuando alguien contradice sus puntos de vista, ironizando con prepotencia al disponer de una tribuna desde la que dominan al pobre discrepante que carece de capacidad material  para poder rebatirle con sus criterios. Además, estos periodistas del pesebre practican el  servilismo con sus directores y no pueden expresarse con su  libertad, pues arriesgan  su empleo si desean informar sobre temas que pueden estar en contra de la línea editorial del periódico o de grupo capitalista propietario. También deberá practicar la pasión por la verdad al criticar al gobierno en exceso, puesto que el director  procurará “orientarle” porque se arriesga a que  condenen al periódico a una muerte lenta y sin traumas, a base de restarle publicidad institucional, ordenando a que Hacienda ejecute los chanchullos fiscales que le tolerará mientras se muestre sumisa su línea editorial y elogie convenientemente las medidas económicas, aunque sea para rescatar a bancos con el dinero público. Si el gobierno se viera criticado en exceso puede también sugerir instrucciones al banco prestamista para que no le renueve los préstamos y deba declararse insolvente.
Claro que a esta piara de periodistas serviles se enfrenta un estilo de periodismo moderno de denuncia sin concesiones, que pone al sistema en solfa y son los que realmente dinamizan la opinión pública, ejercen realmente la libertad de expresión y son los que potencian la democracia  real, lo que tien un coste, pues se cierran periódicos y medios de difusión críticos o sean procesados periodistas por denunciar las aguas fétidas que circulan por las alcantarillas con el beneplácito de los políticos que piensan que el país es un prado suyo..

No hay comentarios: