martes, 29 de septiembre de 2015

LA ELITE DE LOS FUNCIONARIOS ESPAÑOLES



LA ELITE DE LOS FUNCIONARIOS ESPAÑOLES
En España tenemos los funcionarios que nos merecemos: lamentables si los comparamos con los franceses, alemanes o de países de muestro entorno. Médicos forenses que confunden  huesos de animales con los de seres humanos. Nuestros jueces tienen que soportar el desprestigio de ver que sus sentencias recurridas ante tribunales internacionales son vapuleadas porque en España los jueces creen que se  revocan sus sentencias por envidia y afán de desprestigiarles. Nuestra policía es  acusada por diversos organismos oficiales internacionales de torturar sistemáticamente en los interrogatorios a detenidos, presuntos  delincuentes hasta que se les condene, muy a pesar de las  triunfales proclamas en  operaciones en las que se considera a los agentes  como supermen,  que se sazonan con éxitos efímeros. Nuestros ministros de economía tienen que pasar el bochorno de tener que a  rehacer los estados contables que les son rechazados en la UE porque  están trucadas para ocultar los déficits  reales del presupuesto y de la deuda pública. En otras ocasiones para evitar la presencia de  temibles “hombres de negro”. En la UE es bien conocido que en España los déficits comprometidos  no  cuadran porque hay cuentas B; y apelan a medidas sobrenaturales para lograrlo. Nuestro ministro de industria aseguró que el precio de la electricidad en el 2014 se reduciría un 2%,; realmente subió más del 11%. Los funcionarios no son capaces de imponerse a las empresas en la aplicación de la legislación, unas veces  por tener escas cualificación y en otras por recibir instrucciones de “arriba” para que paralicen  inspecciones cuando se trata de “alguno de los nuestros”. Muchos técnicos funcionarios,  alcaldes y concejales se han forrado gracias a la “gestión del suelo público”, que ha sido el motor generador del espectacular crecimiento de la economía aunque se trataba de gestión especulativa de los bancos en connivencia con la administración y el silencio cómplice de los jueces y de los técnicos  funcionarios, todos ellos creen que estar al servicio de la comunidad significa que  servirse de la comunidad para enriquecerse. Son los que prestigian la Marca España.


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