lunes, 21 de septiembre de 2015

EL VALOR DEL VOTO



EL VALOR DEL VOTO
Un conocido sociólogo conservador  al analizar la composición  del voto en las elecciones argumenta que el futuro de la sociedad democrática está pervertido  a causa del propio fundamento  del principio del sistema democrático: “un hombre, un voto”. En su tesis afirma que es un error otorgar  el mismo peso específico a un ciudadano del común  que al que posee características distintivas y que no se reflejen en el voto. Recuerda que en la  Inglaterra previctoriana  el voto estaba vinculado a los “fuegos”, es decir,  en función del número de viviendas que poseía  el votante.  De manera que sólo tenía derecho a emitirlo quien tenía un signo evidente de riqueza que no podía ejercer  quien carecía de un hogar propio, por tanto, no  propietario.  Era el voto selectivo que impedía ejercerlo a quien no tenía significación  social en la colectividad.  Esto en la actualidad se plantearía en una hipotética modificación de los principios democráticos de forma que sólo pudieran votar los propietarios de inmuebles y por extensión,  en función del patrimonio acumulado, estudios, títulos o signos externos que den relevancia al ciudadano.  Por tanto, una gran masa poblacional no podría votar o  su voto tendría un menor peso, con lo que el principio citado de “un hombre, un voto”, quedaría desvirtuado y la “democracia” sería ejercida sólo por privilegiados. Parece que un signo del progreso  se basa en el principio impuesto por la Revolución Francesa de “la igualdad de todos ante la ley” y que se ha constituido en un derecho irreversible.  Pero, aunque estas ideas revisionistas  en pro de la segregación  en función de signos externos ha sido siempre rechazada por los expertos en derecho constitucional, la realidad es que el neoliberalismo  está propagando la doctrina selectiva de discriminación del peso del voto porque  la democracia popular se va a adueñando de los sistemas de gestión política y  terminarán los plebeyos por mandar,  poniendo en peligro los intereses de los poderosos que actualmente el sistema les permiten manipular a los políticos que  lideran la sociedad.  Cree no obstante el sociólogo con cinismo, que el problema no es acuciante, pues los sistemas de captación de voto basados en la manipulación son muy eficaces y cada vez se perfeccionan más. Que es preferible que la plebe  crea que es libre a la hora de ejercer su sagrado  derecho a decidir quien les gobernará.


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