domingo, 6 de septiembre de 2015

"CONTRERAS"



“ CONTRERAS”
Define el RAE como “Contreras al individuo que lleva la contraria en sus actos o en sus palabras por sistema”. Existen muchas clases cuya única voluntad es provocar el desacuerdo siempre. Los hay simpáticos, que dan cierta salsa a los diálogos y ponen un toque picante en las tertulias. Aunque en realidad la gente se pone en guardia cuando se inicia una conversación y hay un “Contreras”, pues en general éstos no tiene un criterio formado, se limitan a escuchar a los presentes y los cataloga, para a continuación empezar a argumentar lo opuesto. No aporta nada, ni siquiera el sentido de sus ideas es aporta nada positivo, pues suele impedir que el interlocutor finalice su exposición: él ya sabe que tiene que contradecir lo que escucha, aunque caiga en la trampa que le tiendan los que le  conocen  y argumente a  uno lo contrario a lo que defiende con otro. No obstante, suelen ser rocosos, su apasionamiento por negar lo que su tertuliano afirma le lleva a tener que hacer malabarismos para disimular sus contradicciones, aunque se suele limitar a ignorarlas sin que se le mueva un pelo.. Otra especie de “Contreras”, es el profesional que tiene que contradecir por sistema a su oponente.. Son los abogados ante los tribunales, los políticos que pueden estar de acuerdo con los criterios de su contrincante, pero que  sus intereses le exigen argumentar lo que sea, siempre en contra. Es enoso observar a los que se ven obligados a defender un punto de vista que no coincide con el suyo propio.. Son los polemistas de prestigio  capaz de defender lo contrario de las convicciones propias y se muestren impertérritos. O sea que viven del ejercicio del cinismo y de traicionar las ideas propias. El “Contreras” de cuadrilla o txoko produce  rechazo, pero relativo, pues se le suele escuchar con paciencia, aunque siempre con la preocupación de evitar  afirmar nada que pueda servirle de base de ataque para expresar su no. En general se les crea una barrera sanitaria para que no destruyan las conversaciones, pues suelen tener la facultad de crear bandos ideológicos solo en base a detalles que la buena convivencia suele obviar cuando el “Contreras” no está. Conviene evitar temas difíciles de entender si alguno está presente, pues se termina con  trivialidades, aunque hasta en esos casos son  polémicos.


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