jueves, 3 de septiembre de 2015

AUGE Y OCASO DE LOS IMPERIOS



AUGE Y OCASO DE LOS IMPERIOS  
La historia de los imperios es una sucesión  de dictadores que se creen  protegidos por los dioses. Todos ellos han terminado humillados, víctimas de la venganza de los pueblos  invadidos y que a su vez caen en las mismas ansias de dominio de sus invasores. Se caracterizaron por su  megalomanía: creaban ejércitos poderosos que alimentaban despojando a la población conquistada, sometiéndoles, pacificaban aterrorizándoles y premiando a   indígenas  traidores con cargos y riquezas. Hasta que surgía un caudillo rebelde en el pueblo invadido, que lograba expulsar al invasor, alimentando el circuito infernal de un nuevo caudillo que  domina al pueblo cargándole de impuestos y sojuzgándole hasta el siguiente “héroe nacional” que repetía la historia. Lo extraño es que ni en la antigüedad ni en la actualidad han aprendido que el ciclo siempre concluye en  fracaso. El Imperio Romano supuso el dominio de toda Europa, pero las luchas internas por el poder y la facilidad de invadir pueblos a los que despojaba de sus riquezas se convirtió en su debilidad. Los imperios persas,  Carlomagno,  Bizantino, etc, muestran la falta de originalidad de su desarrollo. Parecería que el progreso de la civilización y las experiencias históricas podrían haber  aportado algo de sensatez a las ansias de gloria de  nuevos imperios, pero la España Imperial de Felipe II y Carlos V terminó   en un desastre, aunque nuestros políticos actuales quieran conservar sus fantasías con la Hispanidad. El Imperio de Su Graciosa Majestad Inglesa puede considerarse una excepción, pues supo percibir que su fin llegaba. Se asoció al imperio naciente de los EEUU después de que éste  derrotara a la metrópoli, independizándose. Aplicó la máxima de Sun Tzu: “si no puedes con tu enemigo, hazte su amigo”.  Ahora que el imperio yanki empieza el ocaso, ya otea que un buen aliado sería el Imperio  Chino y empieza a coquetear con los orientales. Quizá el caso más simbólico por su tozudez e incapacidad para aprender de los fracasos sea el  Cuarto Reich que está fraguando Frau Merkel  en Europa. No parece que haya  aprendido la lección  del  glorioso Tercer Reich que lideró Hitler: de victoria en victoria hasta la derrota total. La conclusión sería que los imperios los forman militares,  que se dejan seducir por políticos  ambiciosos e incultos que desconocen la historia y no aprenden de los errores.


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