AUGE Y OCASO DE LOS IMPERIOS
La historia de los imperios es una sucesión de dictadores que se creen protegidos por los dioses. Todos ellos han
terminado humillados, víctimas de la venganza de los pueblos invadidos y que a su vez caen en las mismas
ansias de dominio de sus invasores. Se caracterizaron por su megalomanía: creaban ejércitos poderosos que
alimentaban despojando a la población conquistada, sometiéndoles, pacificaban aterrorizándoles
y premiando a indígenas traidores con cargos y riquezas. Hasta que
surgía un caudillo rebelde en el pueblo invadido, que lograba expulsar al
invasor, alimentando el circuito infernal de un nuevo caudillo que domina al pueblo cargándole de impuestos y
sojuzgándole hasta el siguiente “héroe nacional” que repetía la historia. Lo
extraño es que ni en la antigüedad ni en la actualidad han aprendido que el ciclo
siempre concluye en fracaso. El Imperio
Romano supuso el dominio de toda Europa, pero las luchas internas por el poder
y la facilidad de invadir pueblos a los que despojaba de sus riquezas se
convirtió en su debilidad. Los imperios persas,
Carlomagno, Bizantino, etc, muestran
la falta de originalidad de su desarrollo. Parecería que el progreso de la civilización
y las experiencias históricas podrían haber
aportado algo de sensatez a las ansias de gloria de nuevos imperios, pero la España Imperial de
Felipe II y Carlos V terminó en un
desastre, aunque nuestros políticos actuales quieran conservar sus fantasías con
la Hispanidad. El Imperio de Su Graciosa Majestad Inglesa puede considerarse
una excepción, pues supo percibir que su fin llegaba. Se asoció al imperio
naciente de los EEUU después de que éste derrotara a la metrópoli, independizándose. Aplicó
la máxima de Sun Tzu: “si no puedes con tu enemigo, hazte su amigo”. Ahora que el imperio yanki empieza el ocaso,
ya otea que un buen aliado sería el Imperio Chino y empieza a coquetear con los
orientales. Quizá el caso más simbólico por su tozudez e incapacidad para
aprender de los fracasos sea el Cuarto
Reich que está fraguando Frau Merkel en
Europa. No parece que haya aprendido la
lección del glorioso Tercer Reich que lideró Hitler: de
victoria en victoria hasta la derrota total. La conclusión sería que los
imperios los forman militares, que se dejan
seducir por políticos ambiciosos e
incultos que desconocen la historia y no aprenden de los errores.
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