viernes, 30 de agosto de 2013

PARTICIPACIONES SUBORDINADAS DE EROSKI



PARTICIPACIONES SUBORDINADAS DE “EROSKI”
El movimiento cooperativo vasco nacido en Mondragón en los años 60  constituyó un hecho trascendente entre la población con conciencia de su identidad.. Fue una experiencia de la que se sintió orgullo por su originalidad y por ser la expresión de la idiosincrasia del mundo trabajador vasco, suponiendo la creación de muchos puestos de trabajo dignos y un tercera vía entre el sistema comunista reivindicativo y el de sumisión del tradicional capitalista ya que los trabajadores  son socios y deciden sus estrategias empresariales. La creación de la cooperativa Eroski,  al incidir en el área de comercialización de bienes de consumo, estimuló al público a decantarse por una cadena por su carácter marcadamente euskaldun y por ser más competitiva al reducirse los márgenes y gastos de intermediación. Las necesidades de medios económicos creciente para financiar le gran expansión que ha experimentado, ha obligado a negociar fuentes  en los nichos más remotos, por ello acudieron a las Participaciones Subordinadas  ofreciendo el aliciente de  una retribución más elevada, lo  que las hizo más atractivas. Dichos productos financieros eran de difícil comprensión para los inversores populares, quienes confiaron en EROSKI como su proveedor doméstico de sus necesidades. Al no explicar convenientemente los riesgos y la forma de recuperación de las inversiones,  el resultado ha constituido una estafa monumental, aunque perfectamente ajustada a la legislación mercantil vigente, pero aprovechando la buena fe de los suscriptores, en general personas mayores, con escasa formación económica, y todo ello apoyado en una agresiva propaganda engañosa. Pero lo más doloroso para la infinidad de humildes tenedores está siendo la respuesta que Eroski está prestando a las reclamaciones de información para la recuperación de sus aportaciones. Realmente la Cooperativa ha actuado con marcada mala fe, defendiéndose a base de criterios económicos intencionadamente complejos con intención de engañar, lo que demuestra que se ha jugado con los suscriptores que, desesperados, no saben cómo actuar a la vista de que los organismos de control de los mercados financieros argumentan a sus reclamaciones con criterios legalmente impecables, pero que realmente suponen la ruina de los que de buena fe confiaron en su proveedor de referencia, en su imagen euskadun y que nunca podían sospechar que  les defraudaran. Sorprende con la contumacia con que se defiende ante las reivindicaciones de los depositantes, sólo con el fin de no devolverles sus fondos, lo que moralmente constituye un engaño. Todo el prestigio que acumularon sirviendo con lealtad a sus clientes, se ha convertido en descrédito  en poco tiempo, el cual será difícil de recuperar si no toman la decisión de devolver a sus inversores la totalidad de sus fondos y les piden perdón por haberles decepcionado. Las astucias que argumenta Eroski  en su defensa profundiza más la falta de credibilidad lo que puede llevarle a un final desastroso.

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