miércoles, 28 de agosto de 2013

LA HISTORIA LA ESCRIBEN LOS VENCEDORES



LA HISTORIA LA ESCRIBEN LOS VENCEDORES.
Hace un par de meses un amigo me comentaba que había estado presente en un homenaje que se viene haciendo desde hace años a los prisioneros de guerra que fueron condenados a trabajos forzados a construir la carretera que une el Valle de Salazar con el de Esga. El homenaje se celebró ante un monolito conmemorativo en el alto entre Bidangoz e Igal, precisamente donde estuvieron trabajando y muriendo  durante más de tres años aquellos héroes anónimos. Mi amigo conoce bien aquellos espacios  porque es montañero y al proponerle asistir a un acontecimiento en aquel pueblo tan poético y con  habitantes tan amables, no dudó en aceptar la invitación. En el sencillo acto estuvieron presentes algunos de los  pocos que todavía están vivos, quienes relataron pasajes crueles de sus experiencias. También estaban presentes en el acto muchos hijos, familiares, descendientes  y otros muchos sensibilizados que quisieron  solidarizarse al  acto tan emotivo.  Todas las intervenciones tenían un sentimiento reivindicativo por el olvido y el desprecio de las autoridades y organismos públicos. Mmuchos de aquellos esclavos han quedado en el anonimato y muestran a las claras que la reconciliación que proclaman los vencedores es una historia que deberá reescribirse, pero proclamando la verdad y exigiendo justicia, rechazando la humillación a la que se les ha sometido desde las tramas vencedoras y desde las tibias de los que afirman que recordar aquellos hechos es  buscar venganza. A mi amigo le hizo pensar que no aclarar la tragedia de los fusilamientos y los sufrimientos de los trabajadores forzados  derrotados en la guerra fratricida  muestra la realidad de que los triunfadores en la contienda mantienen la filosofía con espíritu vencedor y que la reconciliación es un slogan más con el que se ha disimulado el sainete de la “Transición” a la muerte del Generalísimo Franco. Han pasado casi  ochenta años desde el golpe de estado, pero por muchos  que transcurran, si no se pide perdón a los vencidos, a sus descendientes y a los demócratas en general, no habrá una catarsis  reconciliadora generadora de paz y éste será siempre un pueblo triste y pesimista. En los actos lúdicos celebrados posteriormente en Bidangoz mi amigo se sintió uno de ellos, porque le mostraron su afecto. El si que quedó impresionado y se prometió a sí mismo que volvería todos los años al homenaje de los perdedores. ¡Oh, muerte, dónde está tu victoria!

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