USA Y EL TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL.(TPI)
En una conferencia de
un militar americano en la que hacía una
apología de la misión protectora de la paz y de la democracia en el mundo de
las fuerzas armadas de su país, al terminar su exposición, se estableció un
diálogo con la audiencia. Un oyente preguntó al militar la razón por la que USA
no había firmado aun su adhesión al Tribunal Penal Internacional, puesto que
todos los países lo han hecho como signo
de que la razón del imperio de la ley internacional está sobre los intereses
nacionales o de fuerza. Responde el militar que su Parlamente no lo ha
considerado necesario porque sus propios tribunales son capaces de impartir justicia. Le
repregunta el interlocutor ¿Pero, no le parecería una garantía mayor que todos
los pueblos del planeta, al menos los civilizados, se sometieran al imperio de
la ley de manera explícita? Responde el ponente: Pues no lo sé, no es mi
responsabilidad, pero supongo que le parecerá a nuestros legisladores una
humillación que haya un tribunal que esté sobre los nuestros. Entonces, le
vuelve a cuestionar, cómo interpretaría que otro país cualquiera decidiera incumplir
las sentencias del máximo Tribunal porque no acepta la sentencia que le parezca
lesiva para sus intereses? Responde con aplomo el militar: Pues que haga lo que
quiera, aunque yo no se lo aconsejaría porque se interpretaría como una medida
antidemocrática y de fuerza. Vuelve el curioso interlocutor: Y Vds. los
americanos, con qué fundamento han
decidido excluirse de lo que se entiende un progreso al crear un sistema mundial de justicia?
Responde el militar: pues porque somos un país democrático desde nuestra
fundación, porque tenemos un sistema de
justicia modélico y porque somos una nación fuerte, pues poseemos el FMI, el Word
Bank, la Sexta Flota, el Cuerpo de Marines, FBI y la CIA. Sorprendido el
interlocutor con humildad: por lo que
veo, al final la justicia la impone el que tiene el poder, no lo cree Vd. así? . Claro, claro la justicia es un atributo del
vencedor, al menos esa es la convicción que se imparte en nuestras escuelas y
que nos ha llevado a ser una nación justa, democrática, fuerte y sentiros un pueblo orgulloso. El pobre interpelante quiso
responder, pero alguien del público le gritó alguna expresión difusa, aunque sugiriéndole
que respetara las opiniones de personas doctas y demócratas.
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