viernes, 27 de junio de 2014

MANUEL AZAÑA, AGUIRRE Y LA DEMOCRACIA



MANUEL AZAÑA, AGUIRRE Y LA DEMOCRACIA
El Presidente de la República fue un intelectual honesto que luchó por modernizar el país,  democratizándolo en su búsqueda incansable de  justicia social y la libertad real en beneficio de toda la ciudadanía. Pero, precisamente su marcado sentido de la justicia y la libertad fueron la causa de fracasar en sus objetivos. Una vez más se evidencia que un lider político no puede tener un perfil excesivamente reflexivo y teórico, pues existe el riesgo de paralizar la dinámica social necesaria para avanzar en el progreso general. Por su dialéctica era considerado como uno de los diputados más brillantes de la época. Pero se perdió mucho tiempo en discusiones y no supo afrontar los problemas reales que angustiaban a la gente. Se entiende mal que no fuera capaz de movilizar a las fuerzas democráticas internacionales para obtener la ayuda material y moral necesarias para luchar contra los rebeldes. Un jefe de estado requiere ante todo ser eficaz  para explicar la causa de la República que tantas adhesiones tenía en el mundo democrático internacional. Siempre se mostró pusilánime a la hora de enfrentarse a los problemas. La guerra se perdió por no saber dinamizar y coordinar a las fuerzas leales a la República, mientras se veía con claridad que Franco avanzaba inexorablemente sin preocuparle otra cosa que la victoria. Se mostró débil a la hora de dar solución a los múltiples y evidentes síntomas  de que en los ejércitos había un ambiente de rebelión. Cuando los franquistas triunfaron el el frente del Norte, el Lehendakari Aguirre le propuso trasladar los restos del Eusko Gudarostea a Catalunya para continuar  allí en la lucha, Azaña, mirándole  despectivamente y con una sonrisa humillante, le respondió negativamente. Hay que recordar que aceptó la creación de la República de Euskadi sólo  después de múltiples dudas y negativas, lo que supuso la pérdida de un tiempo precioso,  que resultó la causa de que Navarra se constituyera en el nido desde donde se inició “La Cruzada” y que a la postre sirvió de base operativa de los rebeldes para la pérdida del Frente del Norte. Tristemente, su falta de vigor y su duda existencial llevó a España a fracasar en el único  intento serio de derrocar el Ancien Règime monárquico, como explica la historia  de las democracias progresistas: Francia, con su Revolución, Alemania, con Bismark.  Reino Unido, con Oliver Cromwell.  Italia, con Garibaldi, o USA con Washington. España es el único país que tiene pendiente la revolución para que la aristocracia sea sustituida por la burguesía.

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