JON IÑARRITU INFRAGANTI

 JON IÑARRITU  INFRAGANTI..

Parece que los servicios secretos españoles no  son tan finos como quieren dar imagen. El senador Jon Iñarritu en el ejercicio de su función como de representante del pueblo fue multado en  un control de la Guardia Civil cuando regresaba de Madrid. Al preguntar  la razón de la multa y después de identificarse  documentalmente como  Senador, los agentes, con  explicaciones dignas de un sketch de los Hermanos Marx, le retuvieron durante cerca de una hora. Curiosamente, según relató irónico ante aquella situación tan kafkiana en una entrevista en la televisión, el control estaba dirigido  por un comandante del benemérito instituto, lo cual hace pensar que no se trataba de un control aleatorio y sí  estaba preparado para provocar. Mientras,  conectó por el móvil con el responsable de la seguridad del Senado y al cabo de una  tensa  espera se acercaron los agentes derritiéndose en excusas, pues todo se debió a un  error. Posteriormente llamó al ministro del Interior, Marlaska, denunciado el episodio del que había sido objeto. El ex juez le  pidió disculpas, prometiéndole que ordenaría una investigación.  Los partidos constitucionalistas hicieron públicas sus críticas contra el senador acusándole de prevalerse de su condición política para que el ministro le quitara la multa. Todo ello sazonado con la basura habitual de la prensa española. Pero no protestaron por  bochornoso episodio de que había sido víctima el representante de la ciudadanía. Según Iñarritu parecía claro que se trataba de una celada de los servicios de inteligencia, bajo instrucciones de alguien con autoridad suficiente para asumir las consecuencias que se deberían derivar de un episodio tan vejatorio del que fue víctima. Era claro que los miembros del dispositivo del control policial bajo las órdenes de un comandante  conocían  que era senador por Bildu. Lo gracioso es que se  le quiera aparentar  un error tan burdo y  se haga pasar por tal humillación  a la fuerza policial protagonista. Además de que los autores intelectuales del sainete pensaran quedaría impune y no serviría para desprestigiar un poco más a la Guardia Civil y a quienes lo  han urdido  y no se deriven responsabilidades.