GOLPE DE ESTADO EN BOLIVIA.
Este país que bajo la presidencia de Evo Morales ha crecido ordenadamente en paz
y justicia, soñando que su historia
golpista era del pasado, se ha vuelto a enfangar en aquella dinámica derrocando
el gobierno legítimo de Evo Morales. Ha sido
por la ambición de políticos indignos
con los impresentables militares y el
indisimulado apoyo yanky, ;Todo
el proceso ha sido una comedia de enredo que se convierte en una
tragedia que lleva al pueblo de nuevo al
umbral de la barbarie. No merece la pena tratar de desmentir lo que los
golpistas argumentan negando que ha sido
un golpe de estado, que se han respetado
las normas constitucionales que
legitiman a los nuevos gobernantes que han destituido a Evo Morales. Todo el proceso ha estado degradado
con la grotesca colaboración de Trump que ha incitado a los militares y a la
aristocracia criolla contra el presidente constitucional. El Laboratorio de
Ciencias y Datos Electorales del MIT han estudiado la tendencia del
escrutinio antes y después de que se
interrumpiera el escrutinio al 84%, punto en el que los opositores denunciaron
el supuesto fraude de Morales que después confirmó la OEA. Según el MIT “se aprecia que las conclusiones de la OEA
parecen profundamente defectuosas” y que Evo Morales “ganó con alta
probabilidad sin cometer fraude en los comicios presidenciales de octubre
pasado”. La conclusión del MIT acredita que cuando el recuento se interrumpió
el izquierdista Evo Morales encabezaba el escrutinio con ocho puntos sobre el
conservador Carlos Mesa, lo que hubiera obligado a celebrar una segunda vuelta.
Al reanudarse el conteo Morales alcanzó el margen suficiente-10 puntos- para
ser reelegido en primera vuelta. Sin embargo las elecciones quedaron anuladas
bajo sospecha de fraude y Morales fue forzado por los militares a abandonar el
poder. Según el Washington Post, que publicó el análisis “ es altamente probable
que Morales superase el margen de 10 puntos porcentuales al defender la
tendencia alcista que impulsaba al mandatario anterior”. Vuelven las dictaduras
militares a Sur América?
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