ASTURIAS Y LA
REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DEL 34
La derecha española no termina de reconocer que Franco
fue el general autor del golpe de
estado que derrocó a la Segunda
República Fue el dictador proclamado Jefe de Estado
hasta su muerte en 1975. Durante la Transición tuvo tratamiento con honores de Jefe de Estado y se han
sacado sus restos del Valle de los Caídos por el escándalo
que ello supone para un país miembro de
la UE. Alemania e Italia han reconocido la
indignidad de los dictadores Hitler y
Musolini. Los nostálgicos rechazan que Franco fuera el autor de la represión para sofocar la
situación revolucionaria en Asturias en
1934. El prestigioso escritor e hispanista,
Paul Preston, en su documentada obra “Un pueblo Traicionado” describe
su desarrollo y deja claro
para la historia los acontecimientos que la derecha se empeña en negar.
Según Preston, el 6 de octubre el
Ministro de la Guerra, Diego Hidalgo, apoyado por varios ministros de la CEDA
propuso enviar al General Franco para solucionar la huelga general de la
minería asturiana. Pero Lerroux ordenó que fuera el general Eduardo Lopez Ochoa, aunque
extraoficialmente nombró de Jefe del Estado Mayor al General Franco al que otorgó plenos poderes para
actuar. El ministro Hidalgo firmó obedientemente las órdenes de Franco declarando el Estado de guerra. La
total dependencia del ministro Diego Hidalgo del General Franco supuso
que de facto los Ministerios de
Guerra y de Gobernación dependieran de Franco. Realmente fue Franco desde Madrid quien ordenó
las acciones con extrema dureza .para reprimir a los trabajadores. Continúa el relato Preston: “La derecha se
entusiasmó al ver a Franco que trataba a los mineros rebeldes como si fueran
cabileños del Rif. Movilizó a mercenarios endurecidos en las luchas del Rif. Sometió
a los revolucionarios bombardeándoles
con artillería y aviación”. La Legión actuaba dirigida por su amigo el
coronel Juan Yagüe que se entregó a toda clase de atrocidades incluidas
violaciones de mujeres y tortura de prisioneros. Posteriormente López Ochoa
lamentó no haber podido impedir aquellas atrocidades. Franco
a su vez expresó su queja por el trato humano del General
Ochoa y comentó impasible a los periodistas: “Esta es una guerra de fronteras
y los frentes son el socialismo y el comunismo
que atacan la civilización para reemplazarla por la barbarie”. La derecha acusa a Preston de sectario.
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