miércoles, 10 de octubre de 2018

LA CADENA PERPETUA REVISABLE


 LA CADENA PERPETUA REVISABLE.
El indicador más relevante  del nivel de civilización de un pueblo es el respeto de la justicia por la vida de los ciudadanos. Los pueblos progresan en la medida que se respeta la vida que es el derecho  principal. La pena de muerte legal es ya un anacronismo propio de  pueblos primitivos que consideran que la democracia es una concesión graciosa de los poderosos. En este ranking de orates que aun tienen vigente  la pena de muerte  están los EEUU, esa nación de naciones que pretende aparecer como modelo de civilización y progreso, aunque los jueces,  impertérritos, mandan a la silla eléctrica a  negros, latinos y sudacas. Pero hay otros países que tienen el pudor de guardar las apariencias y han diseñado un sistema que equivale a la pena de muerte, pero manteniendo al reo con vida. Han descubierto  la cuadratura del círculo. Es la Cadena Perpetua Revisable (CPR). Al condenado  no le permiten siquiera descansar en la paz eterna  que le produce descarga eléctrica. No, lo civilizado de este maquiavelismo consiste en  que el reo sufre su pena hasta que la muerte natural se lo lleva. Según los asépticos juristas  y gente bienpensante  es un sistema de redención de penas humano, reversible si el condenado se arrepiente. En este aspecto como en casi todos que afectan a los  presos se atribuye el derecho a unos seres humanos, los jueces,  para decidir sobre los sentimientos de los condenados, como si sus conocimientos pudieran descubrir sus pensamientos y sentimientos. Muchos juristas con mala conciencia consideran la CPR como un paso importante para humanizar la justicia por la repugnancia que produce  eliminar una vida, por muy cruel que haya sido el condenado.  La justicia y su materialización es un sistema de venganza legal que no ha evolucionado  desde la edad media, aunque el pudor  de las instituciones de los estados y la opinión pública considera que quitar la vida es antiestético. Tiene que ser  cruel administrar justicia estando entre las facultades de los jueces condenar a la CPR y poder vivir  con  la conciencia tranquila, sólo con la cobertura de unas leyes promulgadas por  legisladores que dependen de criterios político de oportunidad. Aunque tengan todas las garantías de imparcialidad.


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