LA CADENA PERPETUA
REVISABLE.
El indicador más relevante del nivel de civilización de un pueblo es el
respeto de la justicia por la vida de los ciudadanos. Los pueblos progresan en
la medida que se respeta la vida que es el derecho principal. La pena de muerte legal es ya un
anacronismo propio de pueblos primitivos
que consideran que la democracia es una concesión graciosa de los poderosos. En
este ranking de orates que aun tienen vigente
la pena de muerte están los EEUU,
esa nación de naciones que pretende aparecer como modelo de civilización y
progreso, aunque los jueces,
impertérritos, mandan a la silla eléctrica a negros, latinos y sudacas. Pero hay otros
países que tienen el pudor de guardar las apariencias y han diseñado un sistema
que equivale a la pena de muerte, pero manteniendo al reo con vida. Han
descubierto la cuadratura del círculo.
Es la Cadena Perpetua Revisable (CPR). Al condenado no le permiten siquiera descansar en la paz
eterna que le produce descarga eléctrica.
No, lo civilizado de este maquiavelismo consiste en que el reo sufre su pena hasta que la muerte
natural se lo lleva. Según los asépticos juristas y gente bienpensante es un sistema de redención de penas humano,
reversible si el condenado se arrepiente. En este aspecto como en casi todos
que afectan a los presos se atribuye el
derecho a unos seres humanos, los jueces, para decidir sobre los sentimientos de los
condenados, como si sus conocimientos pudieran descubrir sus pensamientos y
sentimientos. Muchos juristas con mala conciencia consideran la CPR como un
paso importante para humanizar la justicia por la repugnancia que produce eliminar una vida, por muy cruel que haya sido
el condenado. La justicia y su
materialización es un sistema de venganza legal que no ha evolucionado desde la edad media, aunque el pudor de las instituciones de los estados y la
opinión pública considera que quitar la vida es antiestético. Tiene que ser cruel administrar justicia estando entre las
facultades de los jueces condenar a la CPR y poder vivir con la
conciencia tranquila, sólo con la cobertura de unas leyes promulgadas por legisladores que dependen de criterios
político de oportunidad. Aunque tengan todas las garantías de imparcialidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario