EL CAMELO DE LA SEGURIDAD JURIDICA
Es tradicional el argumento de la seguridad jurídica como
justificación de que los juicios
finalicen cuando ya no producen
los efectos para los que se acude a los tribunales. Es un oxímoron que las
excesivas garantías de la justicia que requieren trámites y plazos minuciosos y
lentos producen la injusticia.. O más fácil: la injusticia que se deriva de la administración lenta y garantista en los procesos puramente
burocráticos, a pesar de la introducción
de la informática. Además, trámites y procesos se han convertido en una manera
cínica de retrasar las sentencias, pues
los letrados que defienden a los poderosos aprovechan los resquicios
y recovecos de las leyes para retrasar indefinidamente las sentencias, y ello
sobre la base de que cumplen rigurosamente los trámites y procesos exigidos. En realidad la ciudadanía percibe
una doble categoría en la seguridad jurídica:
los acusados en causas normales que son defendidos por letrados que se inician
en la profesión y necesitan pleitos. Las sentencias se despachan en serie según otras similares. Pero los delincuentes de prestigio
cuentan con el apoyo de letrados que sólo
nombrarlos se intuye cual será la
sentencia. Si se le juzga de un delito de culpabilidad clara el abogado de
prestigio inicia una cadena de recursos sin límite, ajustados rigurosamente a los procedimientos legales, ante los que el juez instructor debe dedicarse a responder, mientras, transcurre el tiempo y su cliente denunciado permanece en libertad, desarrollando sus vida
social sin ninguna limitación,, pues dispone del apoyo de despachos de abogados que se ocupan de obstruir los juzgados mediante infinidad de
recursos. El acusado sólo tiene que limitarse
a pagar jugosas minutas a sus abogados a cargo de multinacionales o gobiernos cuando defienden a funcionarios por errores o mala gestión en
sus actividades profesionales. Como en el caso del juez Llerena denunciado ante
un tribunal belga..
No hay comentarios:
Publicar un comentario