LA INGENUIDAD DE LA
BUENA GENTE
Los políticos españoles no tendrían nada que hacer si no
fuera por el desinterés de la ciudadanía respecto a los asuntos públicos. No se muestran
críticos con las “fake news” que
propagan verdades. En el caso de Nafarroa, Ferraz
quiere volver a levantar un nuevo
fortín para manejar la política a nivel nacional y ha tomado a BILDU como moneda de
cambio. Han decidido asfixiarles y así lo hacen, sin rubor, pues se saben apoyados por los poderes fácticos y partidos
constitucionalistas. Le dan carácter de “estatu afera” pues en Madrid se ha acordado
la salida del alcalde del ayuntamiento de Iruña de BILDU, Asiron, entre los partidos constitucionalistas retornando
Maya para repartir parte del botín al PP. Por su parte el PSOE se hace con el Gobierno
de Nafarroa para frenar la invasión
vasca, aunque para ello las instituciones se conviertan en un pozo de aguas
fecales que hieden extendiendo un tupido velo para que se olviden los casos de corrupción de la CAN, San
Fermines 1978, Altsatsu entre otro. Los que han derrocado a los las fuerzas
progresistas se han valido de todas las artimañas imaginables para manipular
a la ciudadanía, sencilla y confiad, incapaz de soportar la colosal presión ideológica diseñada por expertos contra cuyas
sofisticadas técnicas la ciudadanía no
resiste y sucumbe a los primeros asaltos teniendo en cuenta su escaso nivel de conciencia política, pues no en vano es el resultado de un reduccionismo
ideológico que dura desde las Carlistadas de 1833 y 1872, pasando por Mola que se levantó contra la República, y está vigente con la Transición. Es cierto que la conciencia de su identidad de vascos como lo que son, se ha activado gracias a las nuevas
generaciones y al afecto de los vascos de
los territorios históricos hermanos. Los logros de la fugaz experiencia de la pasada legislatura liderada por partidos de
ideología euskaldun dejarán huella y serán la guía para esta nueva y en el futuro.
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