miércoles, 23 de agosto de 2017

EL CASO DE JUANA RIVAS Y LA CRUELDAD DE SU SENTENCIA



EL CASO DE JUANA RIVAS Y LA   CRUELDAD DE SU  SENTENCIA.
Produce pudor entrar en este tema más propio de comadres y prensa de la España Negra. Pero detrás hay una tragedia humana que descubre que la justicia con todas las leyes y los jueces tan sabios y justos, están produciendo a la madre y a sus hijos un trauma que les afectará para siempre. Un juez del ala  progresista al ser interrogado  al respecto en una entrevista, responde que el problema es complejo, porque está afectado por diferentes jurisdicciones  contradictorias, complicadas con legislaciones y tribunales de diferentes  países. Expresa que comprende la decisión de la madre de incumplir la resolución de un juez de Granada de entregar a los hijos de corta edad al padre, maltratador condenado  por sentencia, para ser enviados a Italia.  Los hijos  sufren porque, lógicamente,  se niegan a separarse de la madre. Al pedirle su punto de vista, el juez entrevistado  aconseja a la madre que  entregue   a los hijos, que confíe en la benignidad del juez y porque puede decretar su encarcelamiento por incumplimiento de sentencia. Si entregase a los hijos, quedarían bajo  jurisdicción italiana y el abogado de Juana teme que ya no vuelvan con su madre, habida cuenta del currículum del padre. Estos son los jueces y los tribunales que tienen como misión impartir justicia y velar por la armonía en las relaciones sociales. Porque, además, las leyes enfatizan  el derecho prioritario protector de los menores, por lo tanto, la decisión del juez de Granada es contradictoria e inhumana, por muy ajustada  que sea a la ley. Algo tiene que estar fallando en las leyes o  en la sensibilidad de  los jueces, pues la parte más débil que son los niños, deben ser entregados a quien temen y no quieren, ya que saben que su padre ha maltratado a su madre. Argumentar  conflicto entre las legislaciones según las jurisdicciones o que sea de aplicación el derecho italiano contradice la sabia  cita bíblica: “No está el hombre hecho para el sábado”. El juez de Granada es víctima del rigor de las propias leyes, pues no   es capaz de darles una interpretación  humanizada que obvie la insensibilidad inevitable del legislador, quien se limita a redactar leyes  en despachos, y  los políticos a aprobarlas en el Parlamento; con la frialdad que caracteriza la actuación de sus señorías. Los jueces limitan su  responsabilidad aplicando el socorrido principio: “dura lex sed lex”. Dado que el bienestar de los niños o el dolor de la madre no está contemplado en las leyes, ésta tiene que actuar apelando al derecho natural  por encima de  leyes injustas que en lugar de administrar justicia, provocan situaciones inhumanas que a  los jueces les suena a chino, pero que las aplican aunque sean  crueles e injustas. Aducen que ellos no son los que las  promulgan, que es misión de los legisladores. Tendrían que dar muchas explicaciones a la ciudadanía para justificar moralmente esta sentencia. A partir de aquí, la prensa ya se encargará de darle un tono de folletín, descubrirá otro nuevo caso con morbo y los afectados tendrán que sufrir la indiferencia de una sociedad manipulada que se mueve por instintos. Y los jueces separando madres de sus hijos y protegiendo a Rajoy en su comparecencia ante los tribunales.



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