jueves, 25 de febrero de 2016

FRANCISCO CONDENA LAS MURALLAS



FRANCISCO CONDENA LAS MURALLAS.
El Papa ha denunciado públicamente y con todo  rigor al candidato a presidente del partido republicano, Ronald Trump,  que alguien que proyecta una barrera de alambradas y muros de 2500 Km. para evitar que los emigrantes del sur pasen ilegalmente a EEUU, no es cristiano, por mucho que así se proclame. La respuesta del histriónico candidato a tales denuncias  tienen escaso interés, pues es una sarta de ofensas que más que nada le degradan y muestran su calaña. No obstante, se perfila como un candidato con  posibilidades: es la mentalidad  tan elemental e ingenua del pueblo americano, que, curiosamente, está compuesto por emigrantes de todos los países y razas. Francisco, con sus valientes declaraciones se está convirtiendo en el lider moral de una humanidad doliente que está demandando justicia y dignidad. Nos está pasando a todos por la izquierda y ya no vamos a poder argumentar con fundamento que la iglesia católica siga siendo el ariete de penetración del liberalismo montaraz que ha sido hasta ahora desde que se alió con Constantino hace ya algunos años. Se está convirtiendo en el icono del progresismo, pero con el detalle novedoso de que proclama la justicia y la verdad desde parámetros no violentos ni  odios o luchas fratricidas: lo hace desde la sencillez de los textos evangélicos que proclaman la predilección de su fundador por los pobres, enfermos y sin esperanza. Lo que en el lenguaje actual serían los emigrantes que se ahogan por huir de sus países en guerra, los homosexuales a los que se les ha degradado y humillado, a los desahuciados por los bancos por no pagar sus hipotecas,  los que no tienen recursos para vivir porque no tienen trabajo, a los prisioneros que están en las cárceles por motivos de conciencia, a los niños  ahogados en las gélidas aguas del Mediterráneo porque los países ricos no les dejan ocupar un espacio en el planeta que es de todos, no sólo de los poderosos. Nos interpela a los que protestamos, pues es sólo verborrea vacía que nos sirve de disculpa ante la acusación de nuestras bien domadas  conciencias haciéndonos cómplices de  políticos como los impresentables Trump, Bush, Rajoy y “piezas” similares, pero también lo somos de los banqueros sin alma, de corruptos cuyas historias sirven para llenar los espacios en la prensa  atiborrándonos de información hasta que nos asfixiamos sin dale valor a tanta tragedia. Desde  Euskal Herria animamos a Francisco para que continúe con su valerosa denuncia, tanto dentro de la Iglesia como en este mundo en el que todos tenemos derecho a vivir con dignidad.


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