lunes, 15 de febrero de 2016

DE PROFESION. POLITICO



DE PROFESION: POLITICO
A la entrada de una conferencia se formó una breve cola para acreditarse en el control de acceso. Una persona de la organización  pregunta al interesado: Profesión?. “Político”, responde ufano mirando hacia los que hacían cola detrás de él. Uno de ellos dice en voz baja: “O sea, ninguna”. El político le oyó, poniéndose a discutir, con el correspondiente regocijo de los restantes, jóvenes en su mayoría, que esperaban su turno. Lo que siguió carece de interés para el relato. Pero  parecía que quedaba en el ambiente la sorpresa de que haya gente que declare como profesión  ser político, pues, además del descrédito que han acumulado con la corrupción, promesas incumplidas y su actitud mendicante cuando piden el voto en las elecciones y soberbia cuando lo han logrado, sorprende que alguien se califique de político y le dé carácter de profesión, como si fuera cantante, artista de cine, futbolista o simple conseguidor. Están tan desacreditados y  son tan incapaces de entender los reproches de la ciudadanía, que se sienten felices aunque se hayan convertido en el muñeco  con el que se hacen  bromas y salir en viñetas de comics como fuente de inspiración de los caricaturistas que les toman como  histriones para divertir a los lectores. Ciertamente no  todos son tan superficiales, pero la fama se la han ganado todos porque la política se ha convertido en el  medio de vida de muchos mediocres que han descubierto un camino fácil para medrar, afiliándose a los partidos transformados en agencias de colocación para sus afiliados y trampolín para saciar su pasión por la popularidad y  la fama. No se entiende que la dedicación al servicio de la comunidad se haya convertido en profesión, pues el paso por la política debería considerarse como un paréntesis en la vida profesional de los ciudadanos con vocación social. y, por tanto, quien pretende gorronear toda su vida en puestos políticos es lógico que se busque lo  que le resulte lo más rentable y dure hasta la eternidad, tanto en términos económicos, como para  crearse un mundo de relaciones para que su paso por la política le sea rentable, sin que su “pasión por el servicio público” tan manoseado como slogan le importe en exceso. La regeneración de la política debería empezar por ellos.


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