OPTIMISMO SUICIDA DE DE GUINDOS
Afirma que hemos salido de la crisis y que todos los
indicadores son positivos: crecimiento, déficit y, entre otros, que el hundimiento del precio del crudo de
petróleo supondrá un ahorro de 40.000 millones.. Item más: que el IPC negativo, junto a los incrementos
de los salarios decretados, contribuye a incrementar el poder adquisitivo de
los trabajadores. Estas declaraciones son muestra de una falta de
responsabilidad insultante porque piensa que la ciudadanía es tan ingenua que va a satisfacer a los que tienen que soportar la cruda
realidad de vivir cada día. Habría que explicarle que al precio que ha llegado
el crudo las petroleras cesarán su actividad,
pues no cubrirán los costos de extracción, refino y distribución y
tendrán que cerrar. En tal caso ahorraremos mucho más, pero no podremos
abastecernos en un mercado inexistente. Su
cinismo se desborda cuando dice que el descenso del IPC del 2015 es un factor
positivo. No cabe duda que es una temeridad o peor aun, una insensatez, pues el sistema económico
requiere para su crecimiento una tasa moderada de inflación. El descenso
continuado de los precios lleva a la deflación y produce pérdidas en las
empresas y quiebren, con despidos de trabajadores que dejarán de cobrar
sus salarios, lo que reducirá su capacidad de compra, repercutiendo en la producción de las
empresas por falta de demanda y que
disminuya la actividad económica general, provocando más depresión que a su vez
alimentará el círculo infernal de la crisis y riesgos de inestabilidad social.
La reforma laboral ha sido el motor del
crecimiento del que alardea el PP, pero es efímero, pues se ha logrado
devaluando los salarios para exportar
productos de escaso valor que requiere mucha mano de obra barata para competir
en mercados en los que los precios son el factor determinante y, a la larga es
imposible competir con los países
orientales. En todo caso, los salarios de miseria, cuando verdaderamente acabe
la crisis, crecerán y disminuirá la capacidad competitiva. Hasta el FMI nos ha llamado la atención para que se potencie la
demanda interna incrementado los salarios, pero choca con la cerrazón de las
grandes empresas, pues no en vano han visto crecer sus beneficios durante la crisis gracias a
la precarización de las condiciones
laborales. Además, se esperan severas medidas de choque de la UE para reducir
el déficit.
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