LA JUEZA AMIGA DEL
PP.
Produjo escándalo la noticia de que en el PP destruyeron los discos duros de un ordenador
que contenía información sensible sobre las finanzas del partido, especialmente
relacionadas con la contabilidad B. La jueza ante la que se presentó la
denuncia por destrucción de pruebas judiciales, lo solucionó de
inmediato, pues sin comprobación alguna
ni abrir diligencias se limitó a archivar el caso, aunque ello supusiera un
delito, tanto por parte del PP como de la jueza por no ordenar de oficio su
investigación. Gracias a la constancia y sentido de la justicia de los
denunciantes que recurrieron el auto de archivo, un juzgado ha abierto de
nuevo diligencias. Sea cual sea el resultado, lo que sorprende es la decisión
de la jueza que sobreseyó el caso y que a pesar de su negligencia se ignora si
será objeto de diligencias contra ella por parte del Poder Judicial. Porque
ante la opinión pública su actitud tiene muchas aristas que deberían ser aclaradas
por si ha incurrido en delito de prevaricación y porque evidencia desprecio por el cumplimiento de la legalidad
de la que los jueces deben ser los custodios. No es la primera vez que salen a
la luz este tipo de anomalías que quedan impunes: No se encausó a Aceves
después de asegurar que no conocía al arquitecto que hizo las obras de la sede
del PP, aunque quedó demostrado su falso
testimonio con fotografías que lo evidenciaron. Un fiscal no abre causa por
la aceptación por parte de Hacienda de facturas falsas aportadas por la Infanta Cristina.
Rodrigo Rato se pasea por las calles a
pesar de que está encausado en varios sumarios y puede destruir pruebas, cuando
otros que se les acusa de delitos menores están encarcelados desde el momento
en que fueron procesados. A la Infanta Cristina la fiscalía no sólo no le
acusa, sino que está tratando de eximirle del juicio, mientras,
Hacienda no le acusa aduciendo que no se siente perjudicada. Curioso criterio,
‘puesto que ha defraudado importantes cantidades a pesar de que a la abogada
del estado que actúa en nombre de la Hacienda le parece un simple slogan
publicitario que “Hacienda somos todos” y que carece de relevancia como prueba
judicial..Tanta desfachatez ante un tribunal con una justicia independiente
sería motivo de inmediato expediente de suspensión de empleo y expulsión del
cuerpo.
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