MATAR A UN NIÑO POR JUGAR.
En Cleveland dos policías han liquidado a un niño de doce
años que llevaba una pistola de juguete. Las autoridades han explicado el
suceso en un intento de justificar las ya acostumbradas intervenciones
policiales descontroladas con efectos irreversibles. Los dos celosos agentes
han sido declarados inocentes por el juez.. En la sentencia se detallan las
circunstancias de la hazaña demostrando
la benevolencia de los jueces con los
policías a los que aplican todos los eximentes para no ser inculpados a pesar
de la grave acusación y evidencia de las pruebas en su contra. La historia macabra de agentes que abusan de
la fuerza, muchas veces con pruebas irrefutables de videos y testigos que
demuestran la actuación desproporcionada
y abusiva es un estigma en EEUU, pues las víctimas son abrumadoramente de raza
negra, lo que genera la respuesta airada
de la comunidad que es reprimida con brutalidad por los agentes que actúan a
las órdenes de superiores de raza blanca. Por eso resulta un sarcasmo cuando se
recuerdan escenas de épocas pasadas en las que la discriminación racial salvaje
contra negros o personas humildes eran apaleadas y tiroteadas por escuadras de
policías que solucionaban los conflictos a tiros y muertos. Escenas que ahora
las autoridades consideran superadas porque dicen ser escrupulosos con los derechos
humanos. Matar a un niño que juega con
una pistola de juguete porque los policías no sean capaces de controlar sus
instintos agresivos muestra hasta el hastío que aquélla
es una sociedad enferma porque el
stablishment considera que la violencia se combate con más violencia, por ello
se potencia el uso de armas desde la más tierna edad de los niños y la noticia
del día de la prensa americana es el
relato del correspondiente masacre a
manos del ex marine iluminado o el
celoso policía fuera de servicio que se considera designado por los dioses para
cumplir con su deber patriótico y actúan con frialdad y cumpliendo
escrupulosamente una secuencia prefijada que les enseñan a su paso por las
gloriosas fuerzas armadas a las que se les encomienda “salvar la patria” de los
enemigos que sienten odio porque no comprenden que cumplen el papel sublime de
liderar el mundo para el que todo buen americano sabe que ha venido al mundo. El
error lo cometió el niño por llevar
simulada; debía haber sido una que mate adecuadamente.
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