miércoles, 21 de octubre de 2015

"VANITAS VANITATUM OMNIA VANITAS"



“VANITAS VANITATUM OMNIA VANITAS”
Después de 18 años La Guardia Civil ha capturado al presunto autor de la muerte de una joven en Madrid, de lo que se ha derivado un show macabro manipulando los instintos de venganza de la ciudadanía a la que los creadores de opinión denominan justicia. La plana mayor del instituto armado ha colmado su dosis de vanidad en los homenajes multitudinarios de la población por descubrir el autor después de tantos años. Sorprende que en el vecindario de la familia de la víctima se haya celebrado la noticia con  una fiesta, como si se tratara de un acontecimiento gozoso, cuando constituye una tragedia dolorosa como es la muerte de una persona que, aunque se le hagan  homenajes , ya no volverá y por tanto quedará como el recuerdo de un acontecimiento  trágico que al menos requeriría el respeto debido a una víctima de la violencia ejercida por una persona que ha tenido  una conducta criminal, pero inocente mientras no se demuestre su culpabilidad. Esas son las reglas inviolables de una justicia democrática. Los guardias no pudiendo disimular su satisfacción, porque esas emociones   son impropias de del rigor de un cuerpo armado al que se le mentaliza para  dominar sus sentimientos. Con esa elocuencia torpe propia de militares, un capitán intentaba compaginar  su perfil humano y, por otra parte, el controlado como militar, intentando dar lecciones de didáctica para la que no estaba cualificado. Detrás, toda la agrupación de guardias rebosante de satisfacción sintiéndose halagada por los vecinos que festejaban una efemérides luctuosa, sin que nadie fuera capaz de aportar un gramo de coherencia y, visto con perspectiva, no deja de ser un rescoldo de la España profunda en la que los detalles morbosos de   episodios macabros son los que tienen mayor difusión y constituyen las noticias de cabecera en los telediarios, sintiéndose la gente  feliz al conocer la crónica sanguinolenta de cada crimen acompañada de la dosis de misterio adecuada. A falta de El Caso, que con tanta “dignidad” cubrió una etapa de provocación de los instintos, ahora tenemos  instituciones que capturan a asesinos y ofrecen crónicas precisas con la emoción que esa misión aporta, tanto a los cuerpos armados, que no son inmune a las pompas y vanidades, como a la población tan apasionada por la criminología.


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