PERRO NO COME CARNE DE PERRO.
Los políticos de EEUU no tienen límites a la hora de
“defender la patria”. Lo puso en evidencia Wikileaks, al descubrir las alcantarillas que adornan la
democracia más consolidada del mundo. Ahora se desvela que los últimos presidentes
de la República Francesa fueron espiados por los servicios secretos americanos.
Holland, tan perspicaz él, se entera de esas fechorías y, lleno de coraje,
llama a Obama para pedirle explicaciones, pues ello supone deteriorar las
magníficas relaciones entre ambos países. O sea que no sabía que le espiaban.
Ha prometido que estudiará el caso, que habrá que reestructurar los servicios
de espionaje y que ya no lo seguirán haciendo. A ello ha replicado Holland
complacido, que todo vuelve a la normalidad, como corresponde a las relaciones
entre dos países amigos. O sea, significa que seguirán espiándose entre ellos, pues
realmente todos los países se conocen entre sí como para tener que guardar las
formas. Aunque Francia no debería aparecer como el hijo díscolo respecto al
Imperio, pues una cosa muy importante en diplomacia es guardar las apariencias, pero
otra muy distinta sería que haya discrepancias entre “países demócratas”. Es evidente que entre ellos no se muerden,
pues, como se cita en el título: “Perro no come carne de perro”. Y uno se
pregunta qué habrá oculto en las alcantarillas de la diplomacia española;
cuántas astucias y mentiras se estarán manipulando para que EEUU esté tan
satisfecho con el comportamiento ejemplar de su colonia del Sur de Europa.
Aunque, a decir verdad, la actitud del Imperio suele ser humillante con sus
monaguillos sin guardarse las formas,
como ha sido el caso de Francia en esta ocasión en la que el procedimiento ha
sido un chiringuito de feria instalado junto al Eliseo. Pero la tensión no se
desborda, pues entre ellos se intercambian información de otros “amigos”, de
forma que no se modifique el statu quo y la ciudadanía se sienta segura
perteneciendo al mundo de la Democracia Occidental que ha permitido mantener un
nivel de vida envidiable. Sólo que de vez en cuado han tenido que defenderse de
las agresiones de invasiones de los bárbaros por medio de hazañas bélicas
mundiales en las que se derrocha
heroísmo y patriotismo a raudales.
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