PEDIR DISCULPAS A LAS VICTIMAS DEL HOLOCAUSTO.
La nueva corporación
madrileña ha obligado a dimitir al
concejal de Cultura por haber enviado un twitter que ofende gravemente los
sentimientos de los judíos que murieron en las cámaras de gas en los KL de los
nazis. Sorprende que Manuela Carmena le haya nombrado lider cultural del
ayuntamiento, pues debería ser irreprochable y un referente para la ciudadanía.
No son aceptables sus disculpas del
contexto ni que haya pedido perdón a los ofendidos, pues alguien que bromea con
el dolor sufrido por seres humanos puede ser perdonado, pero no se le puede
conceder una segunda oportunidad: hay afirmaciones irreversibles y por ello
debería ser cesado también como concejal, pues no puede representar a la
población un personaje tan frívolo o, lo que es peor, quien juega con sentimientos tan profundos
no merece el honor de liderar la cultura de una ciudad. Cermena, que es un
referente por sus convicciones democráticas tan acreditadas no debería haber
sido tolerante con este elemento que se cree ingenioso con relatos “ocurrentes”
referidos a la vida de un pueblo al que han segado la vida de más de seis millones de
sus hermanos. Parece mentira, por otra parte, que este insensible concejal no
haya sido perspicaz como para comprender que pueden llegar a conocimiento
inmediato de sus opositores en el ayuntamiento y que es la munición para que disparen los que han maquinado con toda clase de artes
miserables y lograr seguir dominando el concejo como su huerto particular. No es
aquí el espacio para acusar a los judíos de sus masacres al pueblo palestino,
aunque algún día tendrán que responder por tanta sangre inocente que han derramado
con crueldad. En las instituciones no se necesitan sabios ni intelectuales que
busquen una tribuna para su lucimiento personal. Los regidores públicos tienen
que ser honestos, trabajar por extender los valores ciudadanos, ser tolerantes
y llenar las instituciones de democracia auténtica. Intelectuales como este cínico que
se sirve de un pueblo que sufre para sus licencias literarias o para
popularizarse por estos medios tan despreciables y macabros, deben ser
excluidos de la convivencia. Se debería homenajear a las víctimas con un acto de
desagravio que trate de cicatrizar las heridas de un pueblo inocente, víctima
de locuras racistas. Mis más sinceras
disculpas.
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