PROVOCACIÓN DE ROUCO VARELA A FRANCISCO
Parece que no hay quien se atreva a llamar la atención a
quien fuera el jefe absoluto de la iglesia española. Su actitud es de
enfrentamiento descarado ante la nueva filosofía que quiere infundir a los
creyentes su carismático Papa Francisco. Constituye un escándalo que ocupe una vivienda
propiedad de la diócesis valorada en más
de dos millones de euros incluidas las obras; que el lujo y el derroche
constituyen un antitestimonio que parece intencionadamente querer provocar los ejemplos de sencillez y austeridad
del Papa. En todo caso sorprende que la Iglesia posea viviendas de estas dimensiones y
con unos valores elevados, además de hallarse vacíos y sin utilidad social que lo
justifique. El hecho produce el rechazo de los fieles, muchos de los cuales
contribuyen con sus colaboraciones económicas al sostenimiento de la iglesia,
pero que se escandalizan al ver lo que se predica, la pero en
su patrimonio haya tanta riqueza que nada tiene que ver con la doctrina de Jesús.
Es desconcertante su actitud soberbia que se enfrenta al Papa porque no le ha
permitido seguir en activo a pesar de tener la edad de jubilarse. Es la
reacción ofendida del jerarca de la iglesia española que aun tiene nostalgia del nacional catolicismo, de
inmiscuirse en las leyes civiles y de aprovecharse
de los privilegios que siempre le han dispensado los poderes temporales. No es
tolerable la imagen negativa que está
ofreciendo a la sociedad que un jerarca haga ostentación con la intención de provocar
el enfrentamiento con Roma por desposeerle
de su “dignidad”. Sin duda, la paciencia y el diálogo es el fundamento de la nueva visión que quiere infundir
el Papa a la iglesia, pero no le ha faltado coraje y determinación cuando ha
tenido que condenar abusos o dar testimonio ejemplar con su propia vida. El desafío de Rouco Varela, además de ser
inadmisible en la iglesia que basa su revisión en el Evangelio, contrasta con
esa actitud provocativa y rebelde de quien ha sido uno de los culpables del desprestigio
histórico de la iglesia y que mucho le va a costar para recuperarse en pos de
la renovación esperanzadora de los que se consideran cristianos. No sería
lógico que la Agencia Tributaria
inspeccionara las cuentas de la
Iglesia dado que provienen de fondos públicos?
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