EL GENERAL GALINDO EN LIBERTAD
Noticia de prensa:
“El Juzgado Central de Vigilancia
Penitenciaria de la Audiencia Nacional ha accedido a la propuesta formulada por
Prisiones de conceder la libertad condicional para el ex general de la Guardia
Civil, Enrique Rodríguez Galindo, condenado por el secuestro y asesinato a
manos de los GAL de los etarras José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, según
el auto del magistrado José Luis Castro al que ha tenido acceso Europa Press…. Por
estos hechos el Tribunal Supremo condenó a Galindo a 75 años de cárcel en julio
de 2001….”
Efectivamente, después de
cumplir las tres cuartas partes de la condena, es decir, 5 años, ha salido de
la prisión. Ello demuestra que este es un Estado democrático y de derecho en el
que todos los ciudadanos son iguales ante ley y que se cumplen rigurosamente
las sentencias que imponen los jueces. Ante gente vengativa que argumenta que
las tres cuartas partes de 75 años de condena supondrían estar encarcelado 56,
4 años, por tanto, que debería ser puesto en libertad en setiembre del año 2056, es indudable que además de
demostrar que no saben matemáticas, no quieren olvidar para que se imponga la
paz y el perdón. En todo caso los que afirman que los tres cuartos de 75 son
56,4, deben saber que es así en el
sistema numérico decimal, pero que en el moderno la secuencia sigue el binario y en él los tres cuartos de 75 es
exactamente 4, 25, o sea alrededor de 5, que es el cálculo que ha efectuado el
juez al aplicarle los términos de la libertad condicional de la que se ha
beneficiado. Pues nada, que Luis Barcenas esté tranquilo porque se le hará
justicia y pronto le veremos en la calle. Es importante confiar en nuestros
tribunales, prueba de ello son las sentencias impuestas a los condenados del
Caso Malaya: han recibido condenas ridículas si se tienen en cuenta las que
pedía el fiscal en la instrucción y así tenemos a Julián, que sale con dos años
de prisión, a Roca, con 11 años, cuando se le pedían 30 y 10, además de una
serie importante de imputados, que han quedado sin condena. Ahora, el general
se dedicará a pasear plácidamente por su ciudad saludando a quienes le
reconozcan, contando a sus nietos sus hazañas bélicas en el Norte y viendo con
nostalgia que la vida del país de sus amores languidece a causa de los miedos
de los políticos liberales y acomodaticios que sólo buscan su beneficio.
Sufrirá a causa de la crisis económica en la que nos han metido los políticos
que han afectado a las pensiones, aunque
el general esté disfrutando de la suya que será seguramente muy generosa porque
se le reconocerán servicios excepcionales a favor del Estado, aunque es quien
le ha condenado levemente por excederse en su celo antiterrorista. Decía un oficial de la Gestapo en el juicio de
Nuremberg: “Obedecemos órdenes, es mi trabajo. Si no lo hago yo, lo hará otro”
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