ES EXCESIVO Y OFENDE
LA DIGNIDAD.
Se ha hecho público que Rodrigo Rato se ha incorporado al
Santander como asesor internacional, con un sueldo de 200.000 €. Hace unos
meses Telefónica se le ha nombrado asesor y le paga otros 200.000 €. Se supone
que el FMI le pasará una pensión por los impagables servicios prestados cuando
fue su Director. Don Rodrigo fue el ilustre que sacó a bolsa a Bankia diciendo
que su situación era envidiable porque las acciones valían más de tres € , pero
ahora resulta que su valor es cero. Está
procesado por una infinidad de acusaciones en la gestión de Bankia, entre otras
la de haber sacado los títulos preferentes que ha supuesto la ruina a más de un
millón de jubilados. Otra buena noticia es que a Joseph Piqué le han nombrado
Consejero de OHL. Se hallaba en paro desde que salió de Vueling, donde ganaba
340.000 € al año. Sus andanzas por las altas finanzas desde que salió de
ministro de varios ministerios es una sucesión de éxitos indudables de este eminente
político de derechas, que anteriormente militó en la extrema izquierda más
reivindicativa. Ambos prohombres de la política y de las finanzas han sido
fichados por empresas privadas en las que sus propietarios tienen, en principio,
plena libertad para nombrar a sus
directivos. Pero es sospechoso que Rato
fuera el ministro que privatizó la Telefónica a precios de saldo, lo que hace
suponer que su entrada en la misma sea un “do ut des”, un “hoy por ti, mañana
por mi”. Señalo que la libertad de una entidad privada para nombrar sus
directivos es total, pero habría que matizar: el banco Santander está aprovechándose
de las facilidades financieras que el gobierno le está ofreciendo para
equilibrar los desajustes en sus balances, por tanto, es una entidad privada,
pero apoyada con fondos públicos. De OHL hay que puntualizar que su presidente,
Villar Mir es uno de los que han tenido que declarar ante los tribunales por
haber hecho, presuntamente, donaciones al PP para lograr contratos de obras
públicas. Pero lo que hiere es ver que la crisis sólo la soportan los
ciudadanos normales, para esos privilegiados hay un mercado laboral próspero y
bien retribuido que ofende a los que han tenido que sufrir las consecuencias de
las deficientes gestiones de estos ambiciosos que siempre tienen un hueco en algún consejo
de administración, bien remunerado y sin riesgos. Se echa de menos una ley que
fiscalice sueldos astronómicos de ex políticos, deportistas de élite y gente de
la farándula, que cobra sueldos siderales, ofendiendo y humillando a multitud de parados, jubilados y gente que
vive en el umbral de la miseria. Esa actitud permisiva de los poderes públicos
es provocativa y muestra escasa sensibilidad, más allá de las declaraciones triunfalistas
sobre la ley de incompatibilidades,
buenos propósitos y que ya estamos saliendo de la crisis. Quizá sería oportuno
analizar lo declarado por el Ararteko: “El empobrecimiento de la clase media
conlleva un “alto riesgo” de conflicto”.
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